Una recreación de las piscinas subterráneas que aprovechan el efecto de las mareas. // Mariña J.

La antigua fábrica de salazón de Punta Balea, en Cangas, dentro del complejo de la abandonada conservera Massó, ha servicio de inspiración para el proyecto de fin de carrera de la pontevedresa Mariña Jordán de la Peña, en la Facultad de Arquitectura de Barcelona. Esta joven de 26 años diseñó un gran centro de talasoterapia con piscinas de mareas subterráneas y en superficie, públicas y privadas, y un edificio nuevo principal inspirado cuyo exterior se inspira en la arquitectura de los hórreos con perfiles de granito. El antiguo complejo conservero sigue inspirando desde su estado de abandono.

Mariña Jordán decidió elegir como proyecto de fin de carrera de Arquitectura, la rehabilitación de la antigua salazón de Massó, en Cangas, que data de 1860 y que se encuenra en ruinas como el resto del complejo de la conservera. Pese a residir en Santiago desde los 3 años y estudiar en Barcelona, nunca dejó de tener vínculos con sus orígenes en Raxó, en Pontevedra, y como aficionada a la rehabilitación, siempre le impresionó el antiguo patrimonio industrial pesquero que sigue sobreviviendo en el paisaje, como el de Massó, en Cangas, con más de 200.000 metros cuadrados que creó la familia Massó "los fomentadores catalanes". Asegura que lo eligió para su proyecto de fin de carrera por la importancia que tuvo esta conservera "de las mejores de Europa y que creó un espacio inédito en Galicia".

La joven arquitecta diseñó una reordenación del espacio natural de Punta Balea, donde se encuentra la antigua salazón, como un centro de talasoterapia con piscinas de mareas, en un espacio tanto público como privado.

Una recreación de las piscinas subterráneas que aprovechan el efecto de las mareas. // Mariña J.

Comenzó el trabajo en enero y lo presentó en julio ante el tribunal de la Universidad de Barcelona, con una nota de 7. Fue un trabajo duro ya que no encontró más documentación de la nave dentro del Catálogo del Patrimonio Industrial, que un plano que era lo único al servicio de la ciudadanía. Indagó en la historia, en el conflicto social que generó el proyecto de urbanización y de puerto deportivo de la promotora Marina Atlántica para esta zona a principios de los 2000 y el estudio que el Concello se encargó a la empresa A Oitava Illa para buscar un desarrollo urbanístico más compatible con el paisaje.

La idea con la que trabajó Mariña Jordán fue la misma que la de aquel proyecto, en torno al diseño de un parque patrimonial, y se inspiró en rehabilitaciones de antiguas salazones de la zona como el Museo do mar de Vigo o los trabajos de Víctor López Cotelo, del que hay ejemplos en Santiago, como La Curtidoría o Ponte Sarela. El proyecto "respeta la memoria del lugar, de ligar su uso al mar" con un recorrido por diferentes cotas del terreno. Entre las dos naves, diseña un nuevo edificio en forma de "L" con cierres inspirados en la arquitectura popular gallega de los hórreos. Realiza una lectura moderna de estas construcciones para el cerramiento con perfiles de granito, técnicamente denominados, "pies derechos de granito".

Este edificio es la entrada principal al centro de talasoterapia, al que se accede mediante una rampa. Junto a este edificio se ubica el área de las piscinas de mar subterráneas, de 390 metros cuadrados, que aprovechan la inercia de las mareas para llenarse. También se utilizan bombas para coger el agua de mar. Contempla una excavcación del terreno con muros de hormigón armado que soportan los originales de granito. Anexo, está el área de talasoterapia con sala de tumbonas de masaje,sauna, baño turco, duchas bitérmicas y una piscina cubierta de 150 metros cuadrados. De igual forma, el proyecto detalla un área de tratamientos marinos, de 140 metros cuadrados; otra zona de piscinas públicas con una superficie de 550 metros cuadrados, con vestuarios y enfermería, y un espacio de bar y restaurante, con más de 200 metros cuadrados.

Para la rehabilitación se respertan los muros de fachadas, las aberturas originales como norma general y se reubican pilares de granito originales. Se vacían las dos naves creando patios exteriores para las piscinas de mar y se recuperan las estructuras de cerchas de madera originales. Mariña Jordán reconoce que se trata de una zona de mucho potencial y también de mucho dinero.

Plano de distribución del centro de talasoterapia. // Mariña J.