La idea de este cortometraje se gestó en Cuba hace unos años. Allí fue a dar clase el bailarín y coreógrafo local Miguel Sotelo, miembro del grupo Trébede, de la Asociación Cultural Peis d'hos. Estaba contemplando un espectáculo de danza tradicional cuando pensó que eso se podía trasladar a una romería gallega. Reconoce Miguel Sotelo que tenía muchas ganas de trabajar con una banda de música y empezó a darle vueltas a la idea. Pero este bailarín cangués aún tuvo tiempo de ser el único danzante gallego que participó en la película "Jota de Carlos Saura", que se estrenará en los cines el próximo día 7 de octubre. Fue cuando terminó este trabajo cuando maduró la idea y pensó que u cortometraje-documental captaría mejor la esencia de lo que quería plasmar. Había una razón para elegir la romería de Darbo, entre otras que hay por Cangas y la comarca del Morrazo: un cuadro que el famoso pintor pontevedrés, Carlos Sobrino Buhigas, pintó en el pasado siglo de la romería de Darbo. Era un punto de partida para guionista, director y para el propio Miguel Sotelo.

La grabación finalizó el pasado día 25 de septiembre y en ella participaron 18 actores y 145 extras que trabajaron en conjunto y sin ninguna ayuda de la administración, solo a de las casas patrocinadoras. Solo los trajes de los músicos costaron 3.000 euros. Entre los actores figuran Celso Parada, María Salgueiro, Fran Paredes, Casilda Alfaro, Pepe Penabade, Miguel Ángel Blanco y Lois Soaxe, además de miembros de diferentes asociaciones culturales de la comarca y Pontevedra.

El guión de este cortometraje es obra de Santi Cortegoso, la dirección artística de Miguel Sotelo y la realización de de Borja Brun. La producción contó con el asesoramiento histórico-etnográfico e lingüístico de Xerardo Dasarias e Henrique Harguindey, con la colaboración fotográfica de la Asociación A Cepa y de Luis Guimeráns. El propio cura de Darbo colaboró en el filme.

La intención es que el cortometraje-documental vea la luz el el 26 de noviembre, a las 21.30 horas, en el Auditorio de Cangas. Fue casi un rodaje en secreto, aunque el cura tuvo que dar cuenta del mismo en el púlpito a últimoa hora, con el fin de favorecer la representación. Hubo quien pensó que Darbo repetía su romería.