Dicen desde Marín que el San Migheleiro se está convirtiendo, cada vez más, en una referencia festiva para la localidad y sus alrededores. Y por lo visto ayer, no andan mal desencaminados.

Los jóvenes marinenses tenían ganas de fiesta y lo demostraron desde primera hora de la tarde. Centenares de "pandillas" se reencontraron en las calles de la ciudad para disfrutar de una jornada festiva en la que el día y la noche fueron uno solo.

Alrededor de 50 establecimientos participaron en la fiesta para saciar la sed de centenares de jóvenes que salieron a la calle con el signo común de las rayas blancas y negras horizontales. Pero con libertad para moverse por toda la zona habilitada para el uso y disfrute de cualquiera con ganas de pasárselo bien.

Pese a que el agua apareció a última hora para empañar la fiesta y hacer imposible la actuación de Champurrada, la fiesta se alargó hasta bien entrada la madrugada. Los cuerpos de los marinenses pudieron más que los intentos de las inclemencias meteorológicas por aguar la celebración. Y eso que por la tarde cayó y bien.