El Festival Internacional de Curtametraxes de Bueu (FIC) acaba de cerrar su novena edición, sin duda la más arriesgada a raíz de los cambios en el formato del certamen con los que se quería evitar que el FIC se estancase. El público respondió con creces, con un aumento de espectadores, y desde la organización se plantean ya nuevos retos para la décima edición y las siguientes. Manuel Pena es el director del FIC desde sus inicios y avanza que en los próximos meses se constituirá una asociación para organizar el festival y sus actividades paralelas.
-¿Cuál es la valoración de esta recién finalizada edición del FIC?
-Ha sido un éxito. El número de espectadores se incrementó de 2.800 a 4.400, las proyecciones de la sesión oficial se volvieron a llenar, hubo una gran asistencia a las conferencias y master class... Ésta era una edición muy especial porque después de ocho años teníamos la maquinaria engrasada, un esquema muy definido y nos sentíamos muy seguros con un público fiel. Este año había mayor incertidumbre porque se empezó a cobrar, hubo más proyecciones y actividades. De hecho el FIC no ha acabado. El viernes empezamos las proyecciones mensuales en los centros de día de Bueu [serán seis en el de Pescadoira y otras seis en el Banda do Río] y también tenemos las sesiones infantiles en el hospital Álvaro Cunqueiro y el taller con el centro Juan XXIII de Cangas.
-¿Temían que el FIC se estancase o se pudiese morir de éxito?
-Ya lo decíamos al final de la edición de 2015: había llegado el momento de profesionalizarse, después de ocho años no se podía seguir tirando de voluntarismo Si queremos jugar en la "primera división" teníamos que tener la estructura de los festivales grandes para poder acceder a subvenciones y tener más financiación. El esquema de la edición de 2016 es el que debería mantenerse para los próximos años, incluyendo siempre mejoras. En esta edición se aumentó el equipo de trabajo y contamos con 16 voluntarios.
-¿Cree que el FIC ha logrado situarse en esa primera división de festivales?
-La programación ha sido de primer nivel. A lo mejor otros certámenes, que se celebran en grandes ciudades y con mayor presupuesto, quizás consiguen llevar a más caras conocidas que nosotros. Pero en lo que se refiere a la calidad de la programación y de los cortometrajes estamos a primer nivel mundial.
-Lo cierto es que hasta la fecha han demostrado buen criterio. Algunos de los cortos proyectados y premiados en Bueu luego fueron nominados en los Goya y en los Oscar.
-Es cierto. Siempre hay alguna cinta en los Oscar, lo que es realmente difícil porque son solo cinco nominadas en todo el mundo. En varias ocasiones hemos sido los primeros en seleccionar y proyectar cintas que luego han cosechado importantes premios.
-Cuando la Concellería de Cultura y usted como director pusieron en marcha el FIC, ¿en algún momento pensó que iban a alcanzar esta relevancia?
-Nuestra primera intención fue crear una pequeña muestra de cortometrajes, que es el ámbito del que procedo, y ayudar a su difusión. Si le digo la verdad, esperábamos unos 50 espectadores, pero al final vinieron 150 y con lleno en todas las sesiones. A partir de ahí el festival fue creciendo poco a poco, con la intención de hacerlo cada vez mejor, siempre con el apoyo de la gente de Bueu, que siente el festival como suyo.
-En 2017 el FIC alcanza su décima edición. ¿Tienen preparado algo especial para esa fecha tan especial?
-Ahora nos vamos a tomar un periodo de reflexión y de descanso para empezar a trabajar a partir de noviembre. La estructura será la misma, introduciendo mejoras, pero entiendo que una décima edición pide algo especial e intentaremos que así sea.
-¿En que cree que se puede seguir mejorando?
-En lo que se refiere a la programación creo que hay poco campo de mejora, hemos alcanzado un nivel con el máximo que se puede ofrecer. Uno de los objetivos para el año próximo es que puedan estar en Bueu los 20 directores de los cortos seleccionados para la sección oficial. Eso permitiría que, al igual que en los grandes festivales, el jurado se reuniese para deliberar durante el propio certamen. Para futuras ediciones nos gustaría que las proyecciones incluyesen subtítulos en inglés ya que tenemos demanda de periodistas extranjeros que quieren venir a Bueu y acreditarse para cubrir el festival.
-Para eso hace falta aumentar el prespuesto.
-Sí. Este año hemos pasado de 18.000 a 46.000 euros gracias al Concello, Diputación de Pontevedra y Agadic. El objetivo debe ser llegar a un presupuesto de 60.000 euros. Además, en esta edición con el apoyo de la Concellería de Cultura pudimos tener mejores condiciones de proyección, con una pantalla de cine y un proyector de última generación.
-El FIC también se ha puesto a la altura de los grandes en lo que se refiere a símbolos. Cannes tiene la Palma, Venecia el León, Berlín el Oso, San Sebastián la Concha y Bueu tiene su Ánfora romana.
-Ese creo que fue un acierto. Era una de las cosas que teníamos que mejorar: teníamos un nombre, pero no un elemento gráfico que identificase al festival. El Ánfora San Martiño de Bueu funcionó muy bien, tanto por la historia que tiene detrás como por el hecho de que sirve para identificar mucho mejor el FIC con Bueu.
