Los testigos protegidos números 8 y 9 de la denominada Operación Vida se ratificaron ayer en su declaración por videoconferencia y con voz distorsionada en los jugados de Cangas en lo dicho ante la Policía Judicial. Los dos testigos siguieran la argumentación de los que les precedieron y pusieron de manifiesto el delito de extorsión del que el Fiscal acusa a la cúpula del clan gitano de los "morones" y que mantiene en la cárcel a los patriarcas Olegario Giménez y Flora Giménez y a sus hijos, Sinaí, Juan Paulo, Marino y Saúl., los que se les acusa también de organización criminal, tráfico de drogas y blaqueo de capitales.

Los dos testigos mantuvieron que fueron amenazados de muerte por los "Morones", circunstancia que se repite en la actualidad, ahora incluso a través de llamadas telefónicas. También señalan que las cuotas a la Tesorería Seguridad que se pagaba a los cobradores de los morones por estar en su cooperativas, estaban sin abonar y fueron reclamadas por este organismo.

El testigo número 8 mantiene que Sinaí Giménez es quien estaba detrás de la cooperativa y que los primeros días de cada mes pasaba su mujer Estela por los puesto de feria a cobrar 150 euros a cada persona dada de alta en concepto de las ferias y de autónomos, que les llegaron a cobrar dos recibos en un mes porque Sinaí decía que en su contabilidad ese recibo aparecía como no pagado. También asegura que Marino se hizo cargo durante el año 2014 de la cooperativa y que a Estela quien cobraba. Asegura que este tipo de pagos todavía se realizan en la actualidad, que él no los paga y por eso tiene tantos problemas con la familia de los "morones". Manifiesta que Sinaí les obligaba a ir a las manifestaciones y que a día de hoy siguen con amenazas verbales de muerte a él y a su familia. "Las amenazas de muerte son continuas por parte de la familia de los "Morones". Afirma que él no estaba en la pelea de de Cangas en el mes de octubre del pasado año.

Por su parte, el testigo protegido número 9 afirma que la amenaza del destierro comenzó cuando algunos trataron de desligarse de la cooperativa de los "Morones". Relata que los amenazaba la familia, que en ocasiones era con el destierro pero también agredirles físicamente si no obedecían lo que les mandaban los "morones". Manifiesta que también los amenazaban con sacarles el puesto si vendía la misma mercancía que la matriarca Flora Jiménez.

Declara que, en un principio, el que daba la cara y gestionaba la cooperativa era Sinaí, aunque después fue su hermano Marino, que les cobraba 100 euros cada mes en concepto de autónomos, que siempre mandaba cobrar a una chica llamada Estela y a una mujer rumana que acompañaba a Marino y, en ocasiones, a un hombre llamado Miguel Villaverde (hombre de confianza de Sinaí Giménez, al que se le conoce como su secretario). Afirma el testigo que tuvo que hacer frente a una deuda con la Seguridad Social de 800 euros, porque la cooperativa no pagó. Insiste en que quien dirigía la cooperativa era Sinaí, que es que tiene la última palabra. "que sí, que Marino se hizo cargo unos dos años de la cooperativa pero quien mandaba en realidad era Sinaí". Mantiene que pensaron que el acuerdo firmado con la Fiscalía del Tribunal Superior de Xustiza de Galicia (TSXG) supondría la paz con la familia de los "Morones", pero que se incumplió desde el primer momento por parte de la familia de Sinaí, que empezaron amenazándolos con que si no pagaban los iban a matar. "A algunos miembros de la comunidad de zamoranos los intentaron echar fuera de la carretera con el coche. También manifiesta como la familia Sinaí prohibió una boda gitana de zamoranos, cuando ya la tenían concertada y pagada.