Cuando la procesión estaba de regreso y aún no había alcanzado la plaza de abastos, saltó la alarma: una niña de 3 años se había perdido en esa zona concreta. Los efectivos de Protección Civil de Cangas iniciaron un operativo de búsqueda con efectivos de la Policía Local de Cangas. El alboroto por lo sucedido llegó a la procesión y por un momento la psicosis que se vive por la desaparición de la joven madrileña en la Puebla del Caramiñal se apoderó de los presentes. Poco después se supo que un familiar la había localizado, tras haberse entretenido mirando unos cuentos en un puesto de la feria.

Así que se llegó ya con calma a los fuegos de artificio, encargados de ponerle color a la jornada nocturna, antes de que las alborotadoras voces de las atracciones volviesen a escucharse. Esta vez fueron espectaculares y se prolongaron en el tiempo, muy al contrario que el año pasado. Los de este año puede rivalizar con los fuegos de cualquier otro municipio con mar de la provincia de Pontevedra. Estaban a la altura que la gente esperaba. No hubo esa desilusión del pasado año y durante algo más de 20 minutos el cielo de la ría de Vigo tuvo color y ruido de foguete.

Los fuegos, tras un breve descanso, dejaron paso a la orquesta Cristal, cuyo palco se instaló delante del consistorio, imponente, pretencioso, con olor a verbena de las de antes, aunque ya no existe el baile del "permite", más propio de las sesiones vermús.

Hoy la estrella de la fiesta será María do Ceo, esta cantora de fados que llevan tantos años afincada en nuestra tierra y que tiene sus fieles, de esos que cogen asiento para escuchar todo su repertorio.