De nuevo reina la confusión. Se pensó que con la identificación de un individuo de Cangas, al que se le imputaron los incendios de julio en esta parroquia en la de Coiro se había acabado el problema. Pero nada más lejos de la realidad. El alcalde de Cangas, Xosé Manuel Pazos, pedía mayor implicación de la Subdelegación del Gobierno. Aunque pequeños, los montes de Cangas llevan a sus espaldas una veintena de incendios, nueve de ellos en Darbo, según señala el presidente de la Comunidad de Darbo, José Cordeiro, que ayer estuvo presente en Fouces y afloró una antigua disputa por un terreno que los comuneros entienden suyo y que Juan José Ben Queiruga, cuya casa estuvo afectada por las llamas, considera que son de su propiedad. José Ben enganchó en una manguera de gran grosor una bomba que extraía agua de la piscina y que fue la que le ayudó en la lucha de él y su familia contra las llamas.

Hasta después de marcharse los helicópteros, miembros de su familia seguían refrescando la zona afectada con una manguera, mientras tapaban nariz y boca con un paño húmedo. Hubo un momento que el aire estaba viciado y comenzaba a llover ceniza alrededor de las casas de Fouces.

Los vecinos de Fouces y de As Barreiras no vieron nada sospechoso, ni el domingo por la noche ni ayer durante la mañana. Están convencidos de que se trata de incendios intencionados, pero no tienen ni idea de quién pudo provocarlos ni cómo. La Comunidad de Montes de Darbo recuerda que donde surgió el fuego el domingo es un paseo muy transitado.

La Guardia Civil de Cangas iniciará de nuevo las oportunas investigaciones para lograr encontrar al nuevo pirómano que esta vez sí puso en peligro casas y vidas humanas. El alcalde alaba la efectividad de los medios para impedir que en Cangas los incendios sean mayores.