Hasta el último día la carpa de la Festa do Polbo de Bueu no paró de recibir visitantes y vecinos dispuestos a degustar el cefalópodo, todo una seña de identidad del municipio y de su flota de bajura. La decimoséptima edición se cerró ayer con un balance positivo y con vocación de mantener su ubicación. Quizás la afluencia este año no fue la esperada, pero desde la Concellería de Turismo están convencidos de que con algunos cambios la cita gastronómica por antonomasia de Bueu se puede consolidar en A Estacada.

"As novidades deste ano poden ser un punto de partida para as vindeiras edicións, aínda que hai cousas que mellorar", argumenta la concejala de Promoción Económica e Turismo. Entre los pros destaca un espacio mucho más amplio, con una carpa más cómoda para los hosteleros y los visitantes y el hecho de que quedase disponible el aparcamiento de As Lagoas. En los contras puede pesar el hecho de que quedaba oculta desde el centro urbano. "Aínda así houbo unha afluencia enorme, como durante o concerto de Treixadura, e a festa tamén repercutiu de maneira positiva no resto da hostelería do municipio", apunta Silvia Carballo.

Este año no se llegaron a servir las 10.000 raciones de otras ediciones, algo a lo que también contribuyó que finalmente solo participasen tres puestos: la comercializadora Rosa de los Vientos, Café Bar Nuncia y O Rincón de Cela, que volvía a la Festa do Polbo, en la que no participaba desde las primeras ediciones. En el último instante fue baja el restaurante El Ancla, del Hotel Bueumar, debido a problemas de última hora.

Escaparate

La Festa do Polbo es el gran escaparate para un producto al que se dedica medio centenar de embarciones de la Cofradía de Bueu, que reivindica "o polbo de Bueu como o mellor do mundo". La filosofía implantada en los últimos años es que esta fiesta, más allá del aspecto puramente gastronómico, debe servir para poner en valor un producto muy vinculado al sector artesanal de la localidad y revitalizar la economía local.