Una edición de "récord". La organización del Festival SonRías Baixas hizo balance ayer de las tres jornadas -incluyendo el día de la fiesta de bienvenida- del certamen, que arrojan una asistencia de 16.500 espectadores. "Marca un récord histórico en los catorce años de vida del festival, superando también la cifra de asistencia de 2011, la más alta hasta el momento con 15.000 festivaleiros", dicen desde Troula na Banda (TNB), que se ha encargado de la organización. El otro dato positivo es la repercusión económica, un impacto que los organizadores estiman en 1,2 millones de euros. "Se llegó al pleno de ocupación hotelera en toda la comarca y a bares y restaurantes de la zona sin existencias", afirman.

El SonRías regresó después de dos años de ausencia, uno de ellos con cancelación en el último momento debido a las condiciones meteorológicas, y el retorno no ha podido ser más positivo. La jornada del jueves, con la fiesta de bienvenida, congregó a 2.500 espectadores; el viernes fueron 6.500 los asistentes al recinto de A Estacada y la cifra más alta se contabilizó en la jornada del sábado, con más de 7.500 festivaleiros. "La venta de abonos marcó un éxito sin precedentes llegando a agotarse por completo durante el segundo día, con lo que la zona de acampada llegó al 100% de ocupación", explican desde TNB.

La otra variable que se maneja desde la organización del SonRías es la del retorno económico, que se cifra en 1,2 millones de euros. Los responsables de TNB recalcan que en gran medida han intentado que esa inyección se notase especialmente en el tejido comercial y empresarial de O Morrazo. "Priorizamos la búsqueda de profesionales y empresas proveedoras a nivel local", indican. De este modo, según los datos facilitados ayer, se contrataron más de 110 proveedores y más de 300 personas trabajaron durante la celebración del Festiavl SonRías Baixas, "la mayor parte gente de la comarca".

La presencia de tanto público también tuvo otra cara, segúns e quejaban ayer trabajadores del Punto de Atención Continuada (PAC) del centro de salud de Bueu. "Las intoxicaciones etílicas y por drogas fueron derivadas por la ambulancia del 061 al PAC de Bueu, que no contaba con personal de refuerzo. Cuando se organiza un concierto con tanta gente se debe contratar un servicio médico privado o dotar con personal de refuerzo al PAC", argumentan. Según el 061 durante los días del festival la ambulancia de Bueu tuvo que trasladar a tres personas (dos mujeres y un varón) por intoxicación etílica y uno ellos tuvo que ser llevado incluso a Montecelo. Según el personal del PAC tuvieron que atender durante esos días más casos relacionados por la ingesta de alcohol y drogas procedentes de público del festival.