En las últimas semanas el tránsito de camiones por la pista forestal que sube desde Donón hasta el lugar conocido como Corral de Barra, en la parroquia de O Hío, ha sido una constante. Justamente en estos días, que se cumplen diez años de los incendios que asolaron los montes de Aldán y O Hío, en Cangas, y de Domaio y Meira en Moaña, la Consellería de Medio Rural está a punto de poner de nuevo en funcionamiento un gran depósito de agua que se unirá a los recursos en la lucha contra los incendios. Su misión será abastecer a los helicópteros que trabajan en la extinción para que no tengan que cargar en el mar. No será la primera vez que esta infraestructura se ponga en marcha. Aunque se construyó en 2013, está inactiva desde la primavera de 2014, y la razón hay que buscarla en los tres sabotajes de los que fue objeto, que concluyeron con la pérdida de los miles de litros de agua que se acumulaban en su interior.

La dotación original era una gran cuba con material plástico para recubrir el exterior y una lona en el interior, muy parecida a la de las piscinas. Esta lona a su vez estaba anclada a la estructura a través de unos tensores de nailon, que al final fueron el punto débil del depósito. La instalación entró oficialmente en funcionamiento en el verano de 2013, después de una inversión de unos 60.000 euros (inicialmente eran 33.700 euros, con fondos Feader de la Unión Europea). No pasaron ni dos meses cuando se registró el primer sabotaje, que consistió en cortar esos tensores que sujetaban la lona, la cual "bajaba hasta el fondo y el agua se escapaba", explican desde Protección Civil Cangas. Esta acción se repitió dos veces más durante la primavera de 2014, momento en el que esta infraestructura quedó temporalmente fuera de servicio hasta encontrar nuevas soluciones técnicas. El continuo boicot obligó a repensar las características de este equipamiento.

Un trabajo "discreto"

Esas soluciones han llegado ahora y se han acometido de manera "discreta", como reconocen las administraciones implicadas. El objetivo era precisamente evitar la repetición de actos de sabotaje durante la construcción del nuevo depósito y poder concluirlo sin contratiempos. La alternativa técnica elegida ha sido la construcción de una cuba de hormigón, que mantiene el recubrimiento plástico exterior.

El nuevo depósito tiene hasta 36 metros de circunferencia; 11,5 metros de diámetro; una altura de 3,30 metros; y el espesor del muro de cemento pulido es de 30 centímetros. Todo para intentar evitar que los desaprensivos puedan lograr su objetivo de boicotear una dotación fundamental en la lucha contra el fuego.

Los trabajos constructivos se desarrollaron durante los meses de junio y julio y ya han finalizado. A continuación se dejó fraguar el hormigón y desde hace una semana se trabaja en el llenado del aljibe, que tiene capacidad para albergar hasta 320.000 litros.

La empresa contratada por la Consellería de Medio Rural está recogiendo agua del cauce del río Orxas, a su paso por el lavadero de Aldán, con motobombas y camiones cisterna con capacidad para transportar 13.000 litros en cada viaje. A continuación el líquido se vierte a través de una canalización en el depósito de Corral de Barra. La otra fuente de suministro es un manantial cercano al que está conectado, que será el encargado de rellenar la estructura cuando sea utilizada por los helicópteros del servicio de extinción contra incendios.

Este aljibe se encuentra en terrenos cedidos por la Comunidade de Montes do Hío, en un lugar que se encuentra a medio camino de Donón, Vilanova e Igrexario. El emplazamiento está despejado y es una suerte de balcón sobre la ría, fácilmente localizable para las aeronaves y con las Cíes al fondo. La necesidad de contar con una instalación de estas características viene dada por las normas de Aviación Civil, que impide cargar agua salada a los helicópteros. "Se trata sobre todo de una cuestión de seguridad mecánica debido a los efectos que la salitre puede tener sobre los componentes de la aeronave", explica el responsable de Protección Civil Cangas, Cesáreo Coya.

Aún así hay veces que no queda más remedio que los helicópteros acudan a la ría para cargar. "Pasó este verano con la oleada de incendios. En los momentos de mayor apuro cargaba agua del mar y cuando la situación quedaba estabilizada acudía al lago de Castiñeiras, en Cotorredondo, para seguir cargando", apuntan.

Más seguridad

La recuperación de esta infraestructura es más que bien recibida por los servicios de emergencia y de lucha contra los incendios, sobre todo después de la oleada de fuegos intencionados que se registró entre mediados de junio y mediados de julio. "Estamos hablando de un recurso que estaba inutilizado y que ahora estará de nuevo operativo. Hay que tener en cuenta que cuando hay un incendio las personas que acuden a sofocarlo ponen en riesgo su vida porque cualquier cambio de viento o en las condiciones meteorológicas puede ser fatal. Este depósito va ser un recurso importante para garantizar la seguridad de los efectivos que trabajan sobre el terreno", abunda Cesáreo Coya.

El hecho de que la ubicación elegida tenga justo delante las islas Cíes tampoco es casual. Éste fue precisamente uno de los argumentos que se esgrimió en su día ante el distrito forestal XIX y la Consellería do Medio Rural. El depósito de Corral de Barra está a medio camino del Parque Nacional das Illas Atlánticas de Galicia, tanto del archipiélago de Cíes como de Ons, algo que garantiza una rápida respuesta en caso de incendio en alguna de esas islas. "Hay que recordar que Cangas y su puerto son cabecera en caso de salida hacia el parque nacional para responder a una emergencia", recuerdan desde Protección Civil, que celebra la dotación de una infraestructura que mejora su capacidad de respuesta.