El helicóptero del 061 aterrizó ayer por tercera vez en los últimos tres días en la playa de Rodeira para atender a otras tantas personas en parada cardiorrespiratoria y con síntomas de ahogamiento. Y por segunda vez no pudo completar su misión porque, con la aeronave ya posada sobre la arena, los equipos médicos certificaron el fallecimiento. Ayer fue un turista vasco de 77 años, Julio Eguiguren Larrañaga, un veterano veraneante en el municipio que se bañaba con varios allegados cuando fue localizado en el mar, cerca de la orilla, inconsciente pero todavía con pulso, aunque el operativo de emergencias no pudo salvarle la vida.

Faltaban unos 30 minutos para el mediodía, hora a la que se izan las banderas y se activa el servicio de socorrismo, aunque los dos vigilantes de turno ya estaban en las inmediaciones y se sumaron al operativo junto a una médico que se encontraba en el arenal y practicó las primeras maniobras de reanimación, efectivos de Protección Civil y técnicos del 061 desplazados en la ambulancia con base en Bueu y personal médico a bordo. A pesar de los esfuerzos por recuperarle el pulso, pasadas las 12 del mediodía se confirmó la muerte, y agentes de la Policía Local y de la Guardia Civil custodiaron el cadáver hasta que llegó el juez de guardia y ordenó su levantamiento.

El óbito del vecino de Éibar (Guipúzkoa) causó consternación entre los bañistas, particularmente entre los más habituales de Rodeira, que aludían a la "trágica racha" de esta semana y cuestionaban si la playa dispone de todos los servicios necesarios para atender la masiva afluencia de bañistas en verano. "Trátase dunha fatal casualidade. Falamos dunha praia segura, urbana e non illada, que conta con vixilancia e unha rápida resposta dos servicios de emerxencias", manifestó el alcalde, Xosé Manuel Pazos, que dijo sentirse "consternado" por la sucesión de casos, aunque también incidió en que todos ellos fueron personas de avanzada edad y los riesgos se incrementan.

Tanto él como las concejalas Tania Castro y Mercedes Giráldez, que se trasladaron al arenal al conocer la noticia y permanecieron allí hasta que se confirmó el óbito, hicieron un llamamiento a la prudencia de los bañistas, sobre todo ancianos y niños, a la hora de meterse en el agua, para evitar cortes de digestión o las consecuencias de cambios bruscos de temperatura.

La tensión generada por el segundo fallecimiento en la playa de Rodeira en tres días -además de otro bañista que fue evacuado con síntomas de ahogamiento y sigue hospitalizado- derivó en algunas protestas de los ciudadanos. Sobre la arena, por la tardanza de la ambulancia de Cangas, que a esa hora estaba atendiendo otro servicio, y del helicóptero del 061 que debía trasladar al enfermo hasta un hospital, aunque su llegada ya fue baldía porque no fue posible reanimar a la víctima. Y luego, ya en el consistorio, un grupo de personas increpó a varios miembros del gobierno por la sucesión de casos en Rodeira y la supuesta falta de medios para atenderlos, antes de registrar una instancia dirigida al alcalde en la que afirman que las asistencias "tardaron unha hora en chegar ao lugar do sinistro" y que a esa hora no había en la playa "nin socorrista nin bandeira que indique se o baño está permitido".

El horario de los socorristas es de 12 de la mañana (se izan las banderas) a ocho de la tarde y el servicio se ofrece en las siete playas con bandera azul: Rodeira, Areamilla, Liméns, Nerga, Areabrava, Menduíña y Melide. El incidente de ayer se produjo sobre las 11.30, media hora antes del servicio de vigilancia al que había destinados dos socorristas. En la plantilla hay un trabajador de baja y otro de permiso por exámenes oficiales.