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"Las avispas salieron como si fueran un relámpago"

El moañés Luis Vázquez fue atendido en el Centro de Salud de siete picaduras de asiática cuando cortaba una rama en Ramón Cabanillas

Luis Vázquez, ayer, ante el árbol donde fue atacado por las avispas velutinas, en Moaña. // G.N.

El ataque se produjo en torno al mediodía. Luis Vázquez Blanco, vecino de Moaña, decidió acudir a su finca, detrás de uno de los edificios de la travesía Ramón Cabanillas, en el casco urbano, a la altura de La Social, para cortar una rama seca de un árbol de albaricoques. El lugar es conocido como Riazón. Aparcó su coche cerca de la finca, junto a la calle, y subió por las escaleras de piedra que conducen a la propiedad, en las traseras de los edificios de viviendas. Cogió una escalera y se subió unos tres metros con un hacha para cortar la rama de un árbol, de unos 10 metros de altura sin percatarse que las avispas velutinas habían formado un nido en otra rama.

Nada más empezar a cortar y moverse el árbol, sufrió un voraz ataque de las avispas asiáticas: "Salieron como si fuera un relámpago", asegura. Se vio envuelto por ellas y recibió al menos siete picaduras en la cabeza, orejas, cuello y pierna. Saltó al suelo desde lo alto de las escaleras, mientras se quitaba las avispas de encima como podía, incluso asegura que aplastó alguna, pero el dolor de las picaduras era muy grande.

Este hombre, acostumbrado a una dura vida en el sector naval, reconoce que lo pasó muy mal y que se vio "bien fastidiado", incluso "en el otro barrio".

Luis Vázquez estaba solo en la finca cuando fue atacado. Empezó a correr, como pudo, escaleras abajo hasta llegar a la carretera en donde se subió a su coche y condujo él personalmente hasta el Centro de Salud: "Bajé como un tren", recordaba ayer, ya fuera de peligro y mostrando el árbol frutal en donde las avispas velutinas hicieron su nido.

A sus 76 años, sabía que tenía que actuar con rapidez para recibir atención médica; el dolor de las picaduras era grande. Reconoce que en alguna otra ocasión le habían picado avispas, pero las de aquí, no con el dolor que le provocaron estas velutinas: "Algunas las maté, pero las que me picaron que produjeron un dolor como un mundo". Tiene palabras de elogio para el personal del Centro de Salud de Moaña, en donde le atendieron de forma urgente: "Me pusieron el suero y me inyectaron en seguida. Tengo que decir que me atendieron muy bien y muy rápido".

Tras recibir el alta en el centro médico, lo primero que hizo este vecino fue comunicar lo ocurrido a la Policía Local que puso en marcha el protocolo de alertas.

Por la tarde, Luis Vázquez acudió a la finca con los apicultores encargados de la retirada de los nidos de velutina, no sin cierto temor: "Esta vez tuve suerte", reconoce preocupado porque el nido está en una zona rodeada de edificios y por el peligro de que algo igual le pueda ocurrir a niños que estén jugando: "Ya sabía el problema de las avispas, pero no me imaginaba que pudieran hacer nidos tan cerca de las casas".

Los apicultores -delegados de la Asociación Galega de Apicultores en O Morrazo, que se encargan del control y eliminación de los nidos de la avispa velutina, tenían previsto acudir ayer, al anochecer, a la finca de este vecino, para fumigar el nido y acabar con las avispas.Desde el inicio de la campaña, a mediados de mayo, ya son casi cuarenta los nidos que se retiraron en O Morrazo, la mayoría primarios en casas, aunque esta semana empezaron a aparecer los secundarios, que suelen hacerse en árboles y adquieren tamaños de pelotas de baloncesto o más grandes.

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