En la Comunidade de Montes de Coiro dejan claro que los principales culpables de los incendios forestales y sus consecuencias son las personas que le prenden fuego al monte, porque están convencidos de que la práctica totalidad de los fuegos que se registran son intencionados, aunque los motivos de estas acciones pueden diferir según los casos. Ahora bien, la Xunta es responsable de su propagación por no tomar las medidas de prevención ni aplicar la ley a la hora de hacerlas cumplir a los demás actores, particularmente propietarios particulares e madereros, a los que culpan de no mantener limpias sus fincas ni retirar los restos de ramas y maleza en los días siguientes a la tala, convirtiéndose en focos que contribuyen a que los incendios se expandan.

La legislación, recuerdan, otorga a los madereros un plazo de tres meses para talar la madera, desde que se otorga el permiso, y luego un año para triturar o quemar los restos. Un plazo que en Coiro consideran excesivo, porque queda en el monte materia orgánica de fácil combustión.

En su opinión, el Distrito Forestal XIX actúa "con deixadez total" en materia de prevención, al no someterse a la ley (su obligación de desbrozar las márgenes de las vías forestales o de una franja de 12 metros desde el vallado del Corredor do Morrazo, por ejemplo) ni vigilar su cumplimiento por parte de otros actores, lo que convierten monte "nun polvorín".