María del Carmen Pino remueve con una pequeña azada la tierra de su jardín, una colorida franja situada a escasos tres pasos de su casa, en el barrio de Coutadas, en Teis. A su alrededor crecen rosales, lirios en flor, un limonero que la protege del abrasador sol de finales de junio... Y zumban también los camiones y buses que circulan a 100 kilómetros por hora por la autopista, al otro lado de los rosales y de la valla que delimita la AP-9.

María del Carmen es una de los 13.500 vecinos de Teis que, según un estudio de Audasa, soportan la contaminación acústica que genera la autopista a su paso por el barrio sin que la atenúe ninguna pantalla acústica. Cerca de 1.600 de esas personas -600 viviendas- aguantan además ruidos que superan los 65 decibelios (dB), un volumen que según los médicos puede provocar daños en la audición.

Tras más de tres décadas viviendo a apenas 20 metros de la AP-9, María del Carmen reconoce que ya está "acostumbrada" al intenso runrún que emana de la autopista, sin embargo este sigue muy presente en su día a día. "De madrugada, sobre las cinco de la mañana, empieza el ruido de los coches... Lo escucho desde mi habitación", comenta esta vecina de Coutadas, que reside en el barrio desde hace más de medio siglo. No es el único "regalo" indeseado de la contaminación acústica. Al escuchar la televisión, la radio, hablar por teléfono... María del Carmen reconoce que debe aumentar el volumen.

Muy cerca de ella vive Fernando de Miguel, quien soporta el ruido cada vez que sale a su patio para cumplir con rutinas tan cotidianas como limpiar la entrada, tender la ropa... O sencillamente dar un paseo al aire libre. Mientras reflexiona sobre los efectos de esa contaminación acústica, el propio Fernando hace una breve pausa para reconocer -con una media sonrisa- que debe levantar la voz para hacerse oír por encima del jaleo del tráfico. "Creo que ya hablo alto por vivir aquí", bromea.

En su casa ha tenido que instalar doble ventanal para atenuar el jaleo que provocan los coches y su salón está orientado hacia el lado contrario a la AP-9. Al igual que María del Carmen, lamenta que en torno a las cuatro y media o cinco de la madrugada es posible sentir el runrún del intenso tráfico. "Deberían poner barreras acústica", plantea. Esa misma medida es muy frecuente en el norte de Portugal y otras zonas de España, donde se emplean para evitar que las ondas sonoras que generan los coches y camiones se dirijan hacia las casas.

Lo sabe bien Jorge Iglesias, otro propietario de Coutadas y que -al igual que sus vecinos- lidia cada día con el zumbido de la AP-9. "En País Vasco y otras partes las barreras para evitar la contaminación acústica son frecuentes; no sé porque en su momento no las instalaron también aquí", anota Iglesias, residente en el barrio desde hace cerca de 20 años. "Al principio el ruido hace complicado conciliar el sueño", recuerda Jorge antes de compartir su preocupación por las "vibraciones" que generan también los camiones o autobuses cuando circulan a gran velocidad por la autopista, cuyo trazado transcurre a escasos metros del portalón de su parcela. Desde su balcón puede disfrutarse, de hecho, de una panorámica completa del vial que serpentea en dirección a Urzáiz en un sentido y Chapela, en el otro.

A unos dos minutos en coche de la casa de Jorge, en un pequeño bloque de viviendas de varias alturas, habita Isabel Lorenzo. Su familia es otra de las que ve marcado su día a día por el zumbido constante que parte de la AP-9, situada a pocos metros de su apartamento, tras las viejas vías del tren que conectaban con la antigua estación de Urzáiz. "Sería una buena opción que instalasen pantallas acústicas", concede Isabel, que puede escuchar el tráfico desde casa. A su lado, su hija recuerda la fuerza con la que se oye las motos cuando rugen por la autopista.

Albert y Yolanda llevan dos años viviendo en Travesía de Vigo. Cada vez que pasean con su perro por la zona de Coutadas lo hacen entre el zumbido de los coches, que llega incluso hasta su casa. "Cuando abrimos las ventanas sí que se escucha, aunque con el paso del tiempo terminas acostumbrándote y tenemos doble ventanal", explican. Para acabar con la contaminación acústica son partidarios de aplicar "todo lo que sea una solución", sobre todo para las viviendas situadas al pie de la AP-9.

El informe de Audasa concluye que en el acceso de la autopista en Teis hay 5.000 viviendas expuestas a ruidos por encima de los 55 dB, el umbral en el que se sitúa habitualmente la conocida con franja de "incomodidad acústica". Unos 4.300 vecinos conviven además con más de 60 dB, un volumen que excede lo que la legislación española fija como tope máximo para las zonas con predominio de suelo de uso residencial. Entre los 70 y 75 dB se situarían cerca de 400 personas. Según expertos, un aspirador genera 65 dB y 75 dB sería lo que emite un camión de la basura.