Manuela Cadabón y su hijo Antonio Iglesias manifestaron ayer su satisfacción por el eco que había tenido la noticia publicada en FARO. Por momentos lamentan no haber sacado a la luz antes lo que su hermano y su tío, respectivamente, estaba pasando en Dakar. Manuel asegura que su hermano "siempre pidió silencio". "Dijo", añade, "que era la consigna que tenía y que había que respetarla por eso muy poca gente conocía su situación". "Había algunas personas que lo sabían, sobre todo marineros, pero cuando nos preguntaban por él nosotros decíamos que no sabíamos nada de nada", asegura. Recuerda que "en una ocasión se corrió el rumor de que Juan ya estaba en casa, porque dijeron que lo habían visto por O Hío, donde tiene una casa de turismo rural. No sabemos como llegó a la gente ese mensaje, pero todo el mundo estaba convencido y nos vimos obligados a desmentirlo, a decir que Juan todavía estaba en Dakar. A él tampoco le gustaba esta situación".

Manuela comenta que las navidades las pasó allí solo en Dakar, que no pudieron localizar a nadie para hacerle llegar algo. "Pero él siempre nos decía que no lo habláramos con nadie. Se quejaba de que allí no había ley, que hacían lo que querían. Nosotros intentábamos darle ánimo, pero hubo un tiempo en el que estuvo muy mal", señala la hermana del capitán del "Praia de Areamilla". Manuela Cadabón relata que el armador siempre estuvo en contacto con él y habla que el destino hizo que dos días antes de ser capturado su hermano, el propietario de la casa Armadora, Maximino Portela, falleciera en Cangas tras una larga enfermedad.

"Cuando pasaba mucho tiempo sin saber nada de él, acudía a la casa armadora para que me comentaran como se encontraba. Sabía que iban con frecuencia a Dakar y que hablaban con él", señala Manuela Cadabón, quien añade que con quien tenía mucho contacto era con sus hijos, sobre todo con el mayor, que es invidente y estudia Ingeniería Informática en Ourense. Le ayudadaba con sus precarias habilidades en el uso de las nuevas tecnologías, con el fin de conseguir una comunicación más fluida con los familiares que tiene en Cangas.

Manuela recuerda que el día que lo retuvieron estaba contento, porque había acabado el cupo cinco días antes. Juan Cadabón aprovechó este tiempo en Dakar para escribir. Le gusta la poesía y nos leyó por teléfono varios poemas que escribió dedicados a sus tres hijos. También se los hizo en alguna ocasión a su hermana Manuela. El capitán del "Praia de Areamilla" afirma que sus hijos son los que le dan fuerza para soportar su estancia en Senegal en las condiciones en las que está.