Mónica C. S., de 38 años, sufrió violencia de género durante doce años de su anterior pareja sentimental en la localidad de Ribeira de donde es natural. Reinició su vida, asistió a cursos de autoprotección de la mano de los policías nacionales José Rosales y Alejandro Gómez, a los que ella califica como sus "dos ángeles", y desde hace cinco años reside en Moaña en donde rehizo su vida. No se podía imaginar Mónica C.S. que justo, puerta con puerta, de su edificio iba a volver a revivir un caso de violencia de género con su vecina, una joven de 26 años, cuyas anteriores parejas siempre fueron problemáticas, pero no del grado de la actual con el que vivía desde hacía cuatro meses en medio, tal y como señala, de gritos, golpes y vejaciones todos los días y también por las noches.

Fue en la madrugada del miércoles cuando se desató uno de esos brotes de violencia machista. La pelea había comenzado en la calle, cerca del Portal do Almacén, en el barrio moañés del Real. Parece ser que la joven huyó y se refugió en el piso encerrada en el dormitorio, según testigos presenciales. Él llegó detrás y la puerta de la calle quedó abierta. Mientras otro vecino del edificio llamaba a la Guardia Civil, Mónica C.S. no dudó en entrar en el piso de la joven y arremetió contra su agresor, que aporreaba la puerta del dormitorio, y puso en práctica una de las técnicas que le enseñaron en el curso de autoproetcción y que, por cierto, en las clases nunca le había salido correctamente.

Debió de ser la ira por su recuerdo y ver a esta joven en esa situación, que recordó la técnica que le enseñaron "y le di en la cara". El golpe fue certero porque el joven quedó "noqueado" e inclinado contra la pared, tiempo que aprovechó para que la joven saliera de la habitación y abandonaran la vivienda. En ese mismo momento llegó la Guardia Civil que procedió a la detención del individuo.

Mónica C.S. lo recuerda ahora con nervios teniendo en cuenta que se trata de un hombre de dos metros de altura. Con la técnica le desvió el tabique nasal, aunque ella prefiere que no se haga hincapié en esto, sino en que gracias a esta técnica una víctima puede tener tiempo para escapar de su agresor.