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La esposa y un sobrino de Sinaí Giménez declaran que los "zamoranos" querían matar a su madre

Manifestaron ante el juez que todo empezó cuando ocuparon parte de su puesto en el mercadillo

Sinaí Giménez con su letrado, Aranguren (de espaldas). // G. Núñez

Continuó ayer en el juzgado de Instrucción Número 3 de Cangas las declaraciones de los investigados por la reyerta tumultuaria que tuvo lugar en el mercadillo de la villa en día 16 de octubre del pasado año. Declaró en primer lugar el sobrino de Sinaí Giménez, Samuel Jiménez Giménez, que lo hacía acompañado por el abogado José Luis Gutiérrez Aranguren, recientemente fichado por autodenominado príncipe de los gitanos gallegos y también lo hizo la mujer de éste, María Amelia Camacho. Declaró que él no agredió a nadie, pero que a él si le agredieron por la espalda, que fue Felipe Salazar Jiménez, con una barra de hierro, aunque le pegó más gente, pero que no puede identificar. Asegura que recuerda, sobre todo, a Felipe, porque gritó "hermanos, tranquilos, hemos conseguido la victoria". El sobrino de Sinaí Giménez afirma que todo empezó cuando su abuela fue a decirle a un joven zamorano que retirase su puesto, que estaba invadiendo su espacio. Afirma que el joven su puso agresivo y la insultó "vete a la mierda, morona, chivata". Dice que en ese momento el joven empujó a su abuela, que su tío acudió a socorrerla y cuando estaba agachado, para levantarla, recibió varios golpes. Samuel Jiménez no quiso responder a las preguntas del abogado de la parte contraria, pero sí a las que le realizó el suyo. Fue cuando volvió a ofrecer la versión de que a su abuela le llamaron chivata porque denunció en Vigo una presunta venta de niños robados y una violación a una menor de los que responsabilizaba a gitanos zamoranos. Fue la misma explicación que ofreció también Sinaí Giménez en su declaración. También asegura el declarante que no era habitual que en el mercadillo de Cangas hubiese tantos zamoranos. "Normalmente hay entre 30 y 40 personas como mucho y ese día había entre 150 y 200".

Por su parte, la mujer de Sinaí Giménez, María Amelia Camacho Monteiro, declaró que en el puesto de Quique y Aroa, una pareja de gitanos zamoranos, estaban invadiendo dos metros el puesto de su marido. Manifestó que cuando su suegra se quejó ante Quique y Aroa de la situación fue cuando comenzaron a insultarla y cogieron un hierro de la mesa, de los que se utiliza para montar el puesto, para golpear a su suegra, que la empujaron con las manos y la tiraron al suelo y que después cogieron el hierro para golpearla y que en ese momento llegó Sinaí Giménez para ayudarla a levantarla y que Quique lo golpeó con un hierro dos veces en la cabeza. Afirma que todo se produjo porque los zamoranos querían matar a su suegra por un hecho que ocurrió en Porriño con niños robados y la supuesta violación de una niña. Ella asegura que la golpearon en las manos y que le dejeron inútil de un dedo para el resto de su vida.

Declaró ante el juez que no perdió ni un momento de vista a Sinaí Giménez, desde el principio hasta que cayó al suelo y que su marido no agredió a nadie en ningún momento.

Ayer estaban llamados a declarar Saúl Jiménez y la mujer de Sinaí Giménez, además de un tercer investigado que no acudió. Se espera que comparezca ante el juez la próxima semana.

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