La Asociación de Viticultores San Martiño de Bueu, que preside Fernando García Cendón, vuelve a reunirse este sábado para celebarar su asamblea general ordinaria, a las 19.00 horas en el Centro Sociocultural de Cela, pero también para seguir avanzando en la organización de la Festa do Tinta Femia, que no se celebra desde el año 2009, y que se desarrollará el 1,2 y 3 de julio. Ya hay anotados 12 cosecheros y se esperan que se sumen más.Tras la asamblea, en la que se presentará el informe económico, resumen de actividades y proyectos de futuro, se ha citado a los cosecheros para concretar más aspectos de la fiesta.

Lo que se pretende es garantizar la máxima calidad del vino que se ponga a la venta en el certamen, para lo cual van a organizar una cata en una bodega, de los vinos que se van a presentar y que de la que se encargará un enólogo o sumiller para valorar si los caldos son aptos y así apostar por la calidad que buscan para esta fiesta.

El presidente de los viticultores de Bueu asegura que el tinta femia es una variedad de uva del caíño, aunque su sabor varía según la zona y el terreno donde se plante la cepa. El vino que produce es tinto, pero por su piel roja ya que la pulpa es blanca.

Según uno de los últimos estudios que se habían realizado sobre la producción vitivinícola en la comarca de O Morrazo, la variedad de tinta femia es la que tiene más implantación, con un 24% de la superficie total de viñedo, seguido del albariño,con un 14%. Según aquel estudio, elaborado por la extinguida oficina de desarrollo comarcal de la Xunta, había cepas de tinta femia en 2.017 parcelas, con una superficie de 72,97 hectáreas, de las cuales 1.443 se encontraban en Bueu (53,71 hectáreas); 120 en Cangas (3,46 hectáreas); 441, en marín (15,42 hectáreas) y 13, en Moaña (0,38 hectáreas).

La producción en Bueu puede rondar los 10.000 litros y casi todo se vende en furancho. En estos momentos desde la Asociación de Viticultores de Pontevedra, que engloba a O Morrazo, se está gestionando la consecución de la Identificación Geográfica Protegida (IGP) como ya tiene Barbanza con la variedad autóctona del raposo y que se tramita ante Medio Rural.