Efectivos de Protección Civil de Cangas, con el apoyo de la brigada de Obras e Servizos, lograron entrar ayer en la capilla de A Pedreira, cuya techumbre se desplomó la semana pasada, y retirar las imágenes religiosas, cuadros, mosaicos y objetos de valor que quedaron atrapados entre toneladas de escombros. Fuera del templo aguardaban el párroco, Benito de la Iglesia, y varios feligreses que se encargaron de trasladar ese patrimonio religioso para ponerlo a buen recaudo, supuestamente a la iglesia de San Salvador y a domicilios particulares, según había anunciado el cura. También se desmontó el campanario, cuyo peligro de desprendimiento era evidente, con el consiguiente riesgo para los operarios.
GALERÍA | Retiran las figuras religiosas de la capilla de A Pedreira. // Gonzalo Núñez
Desde que se produjo el derrumbe de la estructura y el ultimátum municipal a la Iglesia para garantizar la seguridad y retirar las piezas susceptibles​ de caer en un plazo máximo de diez días, el párroco había ido en varias ocasiones al Concello para pedir su colaboración, y lo mismo hizo el portavoz del PP José Enrique Sotelo. Ayer, a primera hora de la mañana, Benito de la Iglesia pidió reunirse con el edil de Urbanismo, Mariano Abalo, que dio instrucciones a los operarios municipales para colaborar en los trabajos de retirada de imágenes y piezas que se están deteriorando.
"O informe do arquitecto recomenda extremar as precaucións á hora de entrar na capela para entrar e retirar as pesas, e había que actuar con seguridade e racionalidade", explicó el concejal tras finalizar los trabajos. Para llevarlos a cabo, y ante la posibilidad de acceder a la capilla por las puertas, que están bloqueadas por los escombros, los operarios de Protección Civil entraron por el hueco del tejado con una escalera a través de la fachada oeste, situada junto al palco y la que se encuentra en mejor estado. Luego la pasaron al interior para bajar y retiraron las imágenes que estaban resguardadas en sus capillas y otras esparcidas entre los escombros y con distinto grado de deterioro.
Desde dentro pudieron retirar escombros y abrir una de las puertas por la que fueron sacando los objetos, que recogieron el párroco y varios feligreses para transportarlos en una furgoneta y coches particulares. Con la ayuda del vehículo pluma de los electricistas del Concello también se retiró la campana, cuyo badajo permanecía atado a una argolla de la fachada por motivos de seguridad.
