El lunes a última hora de la tarde la capilla de Santo Domingo y Santa Isabel, en A Pedreira, acogía su último oficio religioso, un funeral al que acudieron decenas de personas. Tres días después, los escombros procedentes del derrumbe del techo, que no causó víctimas personales pero sí graves daños materiales, cubren el suelo y las bancadas, dejando constancia de los graves daños que, en opinión de muchos vecinos, harán inviable la recuperación de estas instalaciones religiosas. El peligro de que el resto de la estructura se desplome también y a falta de un plan de actuación que garantice el acceso al interior para rescatar los objetos más valiosos y susceptibles de deterioro, las imágenes y objetos sagrados, algunos de ellos con valor artístico y económico, permanecen a la intemperie, rodeados o cubiertos de cascotes.
Las "medidas de urxencia" adoptadas por el Concello se limitan al corte de la corriente eléctrica, "por seguridade" y a comunicar el párroco la obligación de tomar medidas urgentes para evitar nuevos daños y retirar los elementos susceptibles de caerse, para lo que dispone de diez días de plazo. La Iglesia ya ha dicho que se pondrán manos a la obra, aunque el procedimiento será "lento, porque hay unos trámites que cumplir", y desde el gobierno local advierten que se trata de una situación de emergencia y que si no lo hace la propiedad lo hará el consistorio, pero pasará los gastos a la propiedad y podría imponerle multas coercitivas por desobedecer el mandato de la Alcaldía.
GALERÍA | Se hunde el techo de la capilla de A Pedreira. // A.M.G. / G.N.
Los vecinos están divididos a la hora de opinar sobre quién debe asumir los trabajos. "Es un bien de todos y todos debemos aportar algo, también el Ayuntamiento", explica Carmen, que repara en que, desde el desplome del techo, "viene por aquí mucha gente a ver cómo quedó, pero ninguna a trabajar" y señala que "si cada uno ponemos un poco, todo se hace". José tiene una opinión distinta y reclama que los trabajos los hagan "os amos do negocio", en alusión a la Iglesia Católica, con la colaboración de los feligreses, si así lo desean, pero no el resto de los ciudadanos. "Se á miña casa lle cae o tellado non vai vir ninguén de fóra a levantarmo", ejemplifica, y se pregunta si la capilla no tiene un seguro de responsabilidad civil y siniestros "que cubra estes casos".
Desde la asociación de vecinos de A Pedreira también se mantienen expectantes sobre la situación. El presidente, José Antonio Antepazo, pasó ayer varias veces por la zona para conocer novedades y preguntó por ello a la edil de Obras e Servizos, Mercedes Giráldez. "Estamos no prazo e seguimos á espera dunha decisión", comentó en relación a la que debe adoptar el Arzobispado a través del párroco de Coiro, Benito de la Iglesia. El cura estuvo en el Concello, aunque no ha concretado una respuesta a los requerimientos municipales. Ya adelantó a este periódico que, "si hay dinero", su deseo es reconstruir la capilla en el centro del atrio, pero teme que esa decisión pueda ir para largo por falta de recursos.
Entre la vecindad también se comenta que alguna persona próxima a la parroquia intentó acceder al interior de la capilla para retirar las imágenes más representativas y ponerlas a buen recaudo, aunque los escombros acumulados junto a la puerta le impidieron abrirla. Desde el Concello alertan del "gravísimo peligro" que afrontan, dada la fragilidad de la estructura, que amenaza desplomarse, y llama a la "sensatez e a prudencia" para no volver a intentarlo.
Las imágenes constatan los graves daños en el interior y el riesgo de caída inminente del campanario y muros afectados. Otros vecinos temen que "algún caco" obvie ese peligro e intente acceder al interior de la capilla para saquearla.
