Para el PP de Cangas, lo que sucedió ayer en A Pedreira es la crónica de un desplome anunciado, tanto por los vecinos -que lo denunciaron a través de este periódico- como por los técnicos "que fueron o deberían de haber ido" para dejar constancia de la situación e informar de la urgencia de "tomar medidas" desde las instancias competentes.

Con los datos sobre la mesa, el gobierno municipal tendría que impedir el uso de esas "instalaciones religiosas abiertas al culto, con el consiguiente riesgo para las personas participantes", advierte el concejal Rafael Soliño, que insiste en que, si el derrumbe se produjera durante un oficio religioso "podría haber una auténtica desgracia y a lo peor hoy estaríamos hablando de muertes". "Se jugó con la vida de muchas personas, sin prohibir el uso de la capilla, ni vallar su entorno ni nada de nada", advierte, por lo que "pediremos responsabilidades políticas, técnicas o jurídicas, que las hay".

Para Soliño, ese proceder va en sintonía con la actitud de "auténtico pasotismo" del tripartito, al que acusa de hablar mucho y actuar poco o nada, y dirige sus dardos especialmente contra el concejal de Urbanismo e Patromonio, Mariano Abalo, al que acusa de mantener paralizado su departamento en todos los asuntos importantes en los que tiene competencia directa, como el PXOM, y de no actuar con diligencia antes de que la capilla se desplomara poniendo vidas en riesgo.