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El hombre que vio crecer Moaña

Arturo Garrido se jubila como arquitecto técnico en el concello moañés tras 36 años en el puesto

El técnico, a la derecha, con un compañero en el antiguo concello.

Natural de Pontecaldelas y vecino de Pontevedra, Arturo Garrido está ligado laboralmente a Moaña desde hace 36 años como arquitecto técnico del Concello, una plaza que ganó como personal laboral después de trabajar por libre en la ciudad del Lérez y en A Coruña, una vez que remató la carrera.

Recuerda que la plaza de Moaña surgió por una incompatibilidad del anterior aparejador municipal para ejercer la función libre y la función pública; él optó a ella y la aprobó. Cuando llegó se encontró con un municipio que socialmente era muy diferente a lo que es hoy: "La gente te daba la sensación de que vivía en un arrabal de una ciudad o en una aldea, incluso por la forma de vestir, pero sucesivamente se fueron incorporando elementos sociales y educacionales de nivel, como los colegios y los institutos, como el transporte a Vigo...todo esto hizo que mucha gente que se trasladó a vivir a Vigo por falta de transporte, se empezara a quedar ya en Moaña porque ya había servicios suficientes para desarrollar la vida".

Garrido llegó a Moaña cuando se abrió el Puente de Rande, una infraestructura que lo fue todo en el crecimiento de este municipio. Era alcalde entonces el nacionalista Xabier Abalo, recuerda el arquitecto técnico sentado en la mesa de su despacho en el Concello, con esa pipa que le caracteriza, siempre sobre su tablero y que lleva a la boca, aunque sea apagada por eso de cumplir las normas que se resisten a un hombre que siempre ha desprendido calma, buenas maneras y una sonrisa pícara.

Igual de fiel que a su pipa lo es a decir sus opiniones. Reconoce que urbanísticamente Moaña creció "regular" y asegura que hubo situaciones urbanísticas fallidas como la urbanización de Golf Domaio, que está incompleta; o el convenio urbanístico de O Con que aglutinó una excesiva densidad de viviendas en una zona donde no debía producirse. Fallido también dice que fue el Plan Parcial de O Fuxón que tuvo que reconducirse y se reconvirtió en suelo urbano de baja densidad por incapacidad de gestión.

Si tiene que referirse al mejor proyecto que pasó por sus manos, no lo duda: "Las normas subsidiarias municipales del 94 y 96, fundamentelmente las últimas, que elaboró la Oficina de Planeamiento". Señala que tuvieron trascendencias las Normas del 94 porque "delimitaron los suelos urbanos que nos facilitaron un puenteo de los núcleos ubicados en el litoral de la Ley de Costas de 1988, por el hecho de estar aprobados en el 84. La corporación municipal actuó de manera pronta. Fueron de las primeras normas de la provincia de Pontevedra".

Las anécdotas a lo largo de estos 36 años tienen que ver mucho con las dependencias donde se encontraba urbanismo, ya que en el antiguo Concello atendían en un ático que tenía en el verano las condiciones de una sauna "donde pululaba algún que otro roedor". Urbanismo siempre fue cambiando "nos ubicamos donde pudimos". Fueron muchas ubicaciones, junto a la secretaría, en una obra inclusa en el anexo del viejo concello, en el ático, en un edifico enfrente..." Arturo Garrido se va satisfecho, con un departamento que cada vez tiene menos presiones "porque las licencias son regladas" y sólo con la única presión de una jubilación que, quizás, no se debería de cumplir con "tanta rotundidad".

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