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Cangas inventarió su patrimonio ballenero hace una década pero ignora cuál es su estado actual

La lista de bienes fue hecha por un arqueólogo en 2003, en vísperas del hermanamiento con Lajes do Pico, y nunca se ha revisado -Sotelo abrió la puerta a su cesión al Museo do Mar

Una de las máquinas de la conservera Massó. // G.Núñez

La relación de bienes relacionados con la industria ballenera y con el patrimonio industrial de Massó, que incluye 106 máquinas y lotes que suman más de 200 piezas, fue realizada hace más de una década por el arqueólogo conservador del Museo do Mar de Galicia, pero a día de hoy nadie sabe oficialmente cuántas de ellas siguen en posesión del Concello y en qué estado se encuentran, pues no se ha hecho una revisión de las existencias ni una catalogación de las mismas. Esa situación, y la carencia de instalaciones adecuadas para custodiar dicho patrimonio, es lo que ha llevado al gobierno municipal a ofrecer en depósito la colección al Museo do Mar, con sede en Alcabre (Vigo), cuyos expertos se encargarán de actualizar los datos y de ofrecer las condiciones adecuadas para su conservación y puesta en valor.

La propuesta municipal no es nueva y hay sintonía entre distintos grupos políticos para darle un tratamiento "digno". De hecho, fue el anterior alcalde, José Enrique Sotelo (PP) quien inició las conversaciones para llevar a cabo la cesión temporal de la colección, aunque los trámites quedaron paralizados en vísperas de la campaña electoral. Su sucesor, Xosé Manuel Pazos, avanza en la misma línea y ya dispone de una propuesta de convenio que debe ser ratificada el lunes por la Xunta de Goberno Local. No se esperan sorpresas, pues tanto el BNG como Asemblea pola Unidade, socios de ACE en el tripartito, tienen opiniones semejantes en este asunto al no existir un espacio adecuado en Cangas y conocer la desaparición y venta irregular de algunas piezas.

La relación de bienes se efectuó en torno al año 2003, en vísperas de los actos de hermanamiento de Cangas con la localidad portuguesa de Lajes do Pico, en Islas Azores. Aquellas actividades protocolarias incluyeron exposiciones, certámenes, visitas a bateas y fábricas, una excursión por mar hasta la zona de avistamiento de ballenas (fijada a seis millas de la costa) y unas jornadas sobre la caza y protección de los cetáceos y las posibilidades de rentabilizar turisticamente esta vieja tradición que unía a ambos municipios.

El hermanamiento se había gestado un año antes, tras una actuación de la asociación cultural Meiramar-Axóuxeres, de Moaña, a través de un programa europeo de acercamiento de culturas. El nexo era la cultura de la ballena y el entonces alcalde de Cangas, José Enrique Sotelo, recalcó su deseo de dotar al municipio de un museo de la ballena donde poner en valor todos los fondos, incluidos los que se trajeron de la factoría de Caneliñas, en el municipio coruñés de Cee. Más de una década después, la idea se ha ido desvaneciendo como la colección que lo alentó.

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