Es sin duda la joya de la corona, el elemento más significativo de los hallados durante las excavaciones que se realizaron durante el año 2000 en Pescadoira. El horno alfarero hallado por los arqueólogos en el lugar donde antes se levantaba la conservera de Alonso constituye un vestigio prácticamente único y de un enorme valor histórico [su cronología se sitúa entre los siglos II y IV después de Cristo]. Ahora podría estar muy cerca de volver a su lugar de origen, al sitio donde se encargó de "cocer" las ánforas que durante la época del Imperio Romano eran las latas de conserva. El Concello de Bueu quiere trasladar el horno al centro de la plaza de la urbanización de Pescadoira [conocida como de Alonso, por el lugar donde estaba la fábrica] y convertirlo en un elemento visitable. Siempre con una estructura de protección y colocando un panel interpretativo para explicar su importancia.

Ésta es la idea con la que trabajan desde el departamento de Urbanismo e Patrimonio y que aún está pendiente de estudio técnico. El horno se conserva en la actualidad al lado de la nave municipal del polígono de Castiñeiras y en el año 2012 se realizaron una serie de trabajos de consolidación y saneamiento para garantizar su conservación. Esas labores fueron supervisadas por un grupo de arqueólogas que ya habían trabajado en el año 2000 en las excavaciones dirigidas por Fructuoso Díaz. El ayuntamiento quiere encargar ahora un nuevo informe arqueológico para valorar el estado actual del horno y si es viable su traslado hasta la plaza de Pescadoira. Ese análisis también deberá determinar qué condiciones de protección deberán cumplirse en caso de que ese regreso a los orígenes sea factible.

La colocación de los restos arqueólogicos en el centro de la plaza de Alonso sería un importante atractivo histórico y turístico puesto que desde que recuperó el horno éste nunca aha sido visitable. En todo caso el responsable de Urbanismo e Patrimonio, Martín Villanueva, apunta que éste sería la primera etapa en este singular viaje a los orígenes. El segundo y definitivo paso sería su emplazamiento en la futura sala arqueológica de Pescadoira, un proyecto que después de quince años sigue encallado por la falta de financiación.

Las excavaciones realizadas en 2000 revelaron que Pescadoira y Bueu fueron un punto en el que se registró una importante actividad conservera, lo que en cierto modo vino a confirmar que esta actividad formaba parte del ADN buenense muchos siglos antes de que llegasen al municipio los fomentadores catalanes. Lo que hace especial a este yacimiento, que aún no está excavado por completo, es la aparición de ese horno alfarero, único en toda la fachada noroeste de la Península Ibérica.

Un segundo horno

La estructura que se conserva se corresponde con la zona de combustión y mide unos cuatro metros de diámetro. Pero muy probablemente no es el único que habría en Pescadoira. Los informes de los arquólogos que participaron en las excavaciones apuntan que habría un segundo horno de menores dimensiones, aunque permanece enterrado.