El dicho de que "nunca choveu que non escampara" es una verdad incontrovertible. Pero a veces esa espera hasta que escampe se hace demasiado larga. Que se lo pregunten a José Otero Reiriz, un vecino de Bueu natural de la isla de Ons. Hace un par de semanas se fue, como otras tantas veces, a pasar unos días en la isla. Lo que nunca pensó es que esa estancia se fuese a prolongar tanto debido al mal tiempo. Literalemente, y nunca mejor dicho, se quedó aislado en la isla. Tampoco se trataría de nada raro o preocupante si no fuese por su medicación para el corazón. Hace tres días se quedó sin las pastillas que debe tomar a diario, con el agravante de que el estado del mar le impide volver a Bueu o que algún barco de pesca se las lleve. Así que ayer por la mañana su mujer avisó a la Guardia Civil de la situación, cuyo servicio marítimo decidió movilizar a la patrullera con base en la escuela naval de Marín.

La lancha salió a las 9.42 horas y alrededor de las 10.30 horas logró aproximarse al puerto de la isla para entregar la medicación a Pepe Otero. La maniobra tampoco resultó sencilla del todo y fue necesario usar un ganapán para acercarle la caja de pastillas. "Les estoy muy agradecido por lo que hicieron. Llevo nueve días en la isla y no pensé que el mal tiempo fuese a durar tanto", contaba ayer desde su casa, situada en el camino al faro. Pepe es hijo precisamente de Áurea y Ramiro, el que fuera durante muchos años farero. "Tenía previsto irme a principios de semana con la gente de la naviera de Acuña, pero con lo que pega aquí el mar y el viento es imposible salir. Lo que no pensé es que iban a ser tantos días así", contaba ayer por la tarde.

Una vida vinculada a la isla

Pepe Otero tiene 55 años y su vida ha estado siempre vinculada a Ons. Hasta hace un par de años era percebeiro, pero precisamente a raíz de sus problemas de corazón [tuvo que ser sometido a un bypass coronario] se jubiló. "Como tengo aquí una casa me gusta venir a pasar algunas temporadas. Aquí estoy bien porque me críe aquí, en medio del mar. Me gusta pasear, pescar algo para comer y ahora estoy haciendo unas obras en el hórreo", cuenta Pepe Otero.

Las condiciones meteorológicas de estos días impiden que los barcos de pesca se acerquen a la isla, que es también una de las alternativas más usadas cuando hay que llevar algo a la isla para los vecinos que están allí. "La otra opción es la lancha de Parques Nacionales, que realiza el relevo de personal los martes. Pero salió a las ocho de la mañana y nosotros no sabíamos que salía tan temprano", reconoce. Por eso ayer su mujer se puso en contacto con la Guardia Civil, que tras valorar la situación optó por movilizar a la patrullera de Marín. "Estaba muy preocupada y por eso llamó. La verdad es que se han portado muy bien", manifiesta agradecido.

A estas alturas del año hay poca gente en Ons. "Ahora mismo está Cesáreo, el farero de guardia, la gente de Parques Nacionales y los trabajadores del camping, que ciertamente está quedando muy bien", cuenta por teléfono. Con este tiempo hay pocas cosas para pasar el tiempo y entretenerse, más allá de pasear o pescar algo. "Ahora toca preparar la cena y a lo mejor ver una película antes de dormir", cuenta antes Pepe Otero antes de despedirse.

Si todo transcurre con normalidad Pepe regresará al continente el próximo martes con sus pastillas para el corazón. Y la próxima vez sabrá que, por si acaso, será mejor llevar medicación para más días. Porque si es verdad que "nunca choveu que non escampara", no es menos cierto que hombre precavido vale por dos.