Tenía parte de razón el artista cangués Camilo Camaño cuando el sábado en el pregón afirmaba que el Carnaval era la Semana Santa de los no creyentes. Los desfiles de entroido y las procesiones realizan casi el mismo recorrido. Ayer fueron los más pequeños los que salieron a la calle en una tregua de esas que acostumbra a darnos la lluvia para que los gallegos podamos disfrutar un poco del entroido. Padres, madres e hijos recorrieron el tramo que hay entre la carpa de Ojea hasta la Alameda Vella para volver a donde salieron. Hay que decirlo, el desfile tuvo una gran participación. La Policía Local incluso hablaba de unas mil personas, que son muchas para como estaba el tiempo. Rígidos y temblorosos durante el desfile, en la carpa ya se soltaron más. Allí jugaron y participaron en las canciones que el animador proponía.

Un poco peor le fue al Carnaval Tradicional de Meira, en Moaña. La lluvia impidió la celebración del pregón y de las actuaciones musicales previstas. Se temía por peor, pero al final las Madamas e Galáns pudieron desfilar y bailar en los cruces como acostumbra la tradición. Llegaron mojados a la denominada Posta do Pau, donde hubo la danza final y se dieron a conocer los premios. El primero fue para un vecino que acudió al desfile disfrazado con un traje confeccionado a base de "bugallos" de carballo; el segundo fue para el que simulaba un especialista en acabar con las plagas y el tercero para una familia vestidos de campesinos a la que acompañaba una cabra. La organización, la Asociación Meiramar-Axouxeres estaba, al final, satisfecha porque el desfile, acompañado de comparsas, pudiera haber llegado a su fin.

En Bueu los festejos carnavalescos se centraron en el Centro Social do Mar, donde el Club de Jubilados Villa de Bueu celebró su tradicional baile de Entroido. Si el sábado los protagonistas habían sido los dulces típicos en el concurso celebrado entre socios, ayer tocaba quemar el exceso de azúcar en la pista de baile. Algo habitual en cualquier domingo, pero en esta ocasión con el aderezo de los disfraces. Desde las 19 horas fueron acercándose poco a poco las parejas para exhibir sus mejores galas y, cómo no, optar a los premios que se ofrecían. Y de nuevo con la gastronomía como denominador común, ya que lo que estaba en juego era un jamón, un lacón y una cacheira.