Casi un centenar de vecinos de Moaña que se oponen al cambio del paseo de Seara bordeando los astilleros por la calle Concepción Arenal y apoyan que siga por el borde litoral, volvieron ayer a manifestarse en una marcha de protesta que comenzó a las 11.30 horas en la zona de las obras y que acabó con una cacerolada y pitada ante el Concello en donde exigieron reunirse con la alcaldesa, Leticia Santos. Los vecinos reclaman que en la zona de las dos carpinterías de ribeira el paseo se haga confome al proyecto inicial por el borde litoral, aún a pesar de que obligaba al retranqueo del astillero de Casqueiro.

Fue el edil de Urbanismo, Odilo Barreiro, que disculpó a la regidora por encontrarse en una reunión, quien accedió a recibir a todos los manifestantes en el salón de plenos del concello, muy a la defensiva contra el edil por entender que es el mayor defensor del paseo. Barreiro hizo gala de paciencia y no perdió nunca la compostura, incluso cuando alguna de las presentes llegó a utilizar palabras groseras contra él y éste le tuvo que pedir respeto.

El concejal inició la reunión explicando que cuando llegaron al gobierno, las obras ya estaban en marcha y desde la Axencia Galega de Infraestructuras (AXI) que lleva la dirección de las mismas, les comunicó que tenían un problema porque se les impedía la ocupación de las fincas en la zona de las carpinterías y en el tramo final de las cesiones de 6 metros, entre el club de jubilados y el edificio Salitre y que si el Concello no ponía a disposición los terrenos, tendría que pararlizar las obras y pagar una indemnización a la empresa, por lucro cesante, de 50.000 euros. Los vecinos le matizaron que tenía que hablar en singular, de una sola carpintería y acusaron al gobierno local de no trabajar para que el concesionario renunciara a los astilleros a favor del paseo "porque no les interesa".

Barreiro añadió que desde el gobierno se pusieron a hablar con todas las partes, con la empresa, que mostró su disposición a acabar las obras, con Costas, a quien el edil asegura que es a quien se tienen que dirigir los vecinos, porque es quien tiene la potestad sobre las concesiones de los dos astilleros. Explicó que se le había pedido la reversión de las carpinterías al municipio y construir una pasartla pivotada sobre el mar y levadiza para evitar que el proyecto les afectara, incluso que Costas acudiera a la expropiación.Añade que la jefa provincial de Costas le respondió verbalmente que hasta el final de la concesión en 2018 no iba a entrar en ellas y que Madrid tenía que estudiar la pasarela, por lo que les ofreció la alternativa provisional, que es la que se ejecuta, y que ya había sido planteada por el anterior gobierno, de bordear las carpinterías por la calle Concepción Arenal. Barreiro llegó a decir que la paradoja de la situación es que estaba defendiendo ante los vecinos un proyecto "que no es el nuestro", pero que no les quedó más opción porque el Concello no podía pagar 50.000 euros a la empresa por el lucro cesante si se paralizaba la obra. Insistió en que estaba a disposición de los vecinos el expediente del proyecto para que se comprobara que todo lo que se decía era cierto: "Si tuviera algo que esconder no os recibiría. Estoy para explicar todo y daros información", les dijo, pero no recibió más que gritos de los presentes.

También indicó que se habló con los propietarios con los que el anterior gobierno acordó una cesión de 6 metros, pero con la "coletilla" de que las obras tenían que estar ejecutadas durante esa legislatura y que de lo contrario la autorización quedaría anulada. "Se les volvió a preguntar si iban a ceder, pero nos dijeron que sólo tres metros"

Se trató de una reunión muy tensa en la que el concejal intentó en todo momento calmar a los vecinos que en seguida gritaban contra sus explicaciones. Volvió a insistir en que desde el gobierno bipartito BNG-PSOE siempre defendieron la continuidad del paseo frente a los dos astilleros por el borde litoral, pero son terrenos de Costas, sujetos a una concesión que no acaba hasta 2018 y que desde el Concello se propuso ir a la expropiación, pero desde Costas se rechazó. Los vecinos acusaron al edil de actuar de forma partidista a favor de la carpintería de Casqueiro y que era mentira que hubiera hablado con todos los propietaros de fincas. La tensión fue máxima cuando el concejal responsabilizó al anterior gobierno local del PP de la situación que ellos heredaron. Entre los manifestantes había caras conocidas del PP, como Sheila Fernández, candidata popular en las últimas municipales y también en las últimas al Congreso. De todas formas, algunos vecinos señalaron que ellos no eran del PP y que quienes convocaban las protestas eran vecinos "por el descontento del pueblo" en torno a esta obra.

Tras casi una hora de reunión, los vecinos se levantaron con reproches al edil, coreando "vamos a contar mentiras..." y con la advertencia de "o paralizáis las obras o no vamos a parar". Los vecinosvolvieron a las ocho de la tarde al Concello en donde se celebraba la comisión de urbanismo, presidida por Odilo Barreiro que volvió a incidir en su explicación. A las 23 horas seguía la celebración. Una portavoz señala que ellos no están en contra de la familia Casqueiro pero no quieren el paseo pegado a la carretera por el peligro que supone para el carril bici y porque elimina aparcamientos.