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El cerco vuelve a faenar con pancartas de "reparto xusto"

- Gran parte de la flota de O Morrazo sale al mar tras tres meses parada y de acampada contra el sistema de cuotas

Agustín Vidal y Rafael Villar, tripulantes del "Cristo da Laxe", cargan hielo en el puerto de Bueu. // Santos Álvarez

Con pancartas en las que siguen demandando un "reparto xusto" de las cuotas de jurel, buena parte de la flota del cerco de O Morrazo, centralizada sobre todo en el puerto de Bueu e integrante de la Asociación de armadores del cerco de Galicia (Acerga), volvió ayer a faenar. Lo hicieron tras tres meses parada y de "acampada" en Santiago para demandar un cambio en este sistema de reparto, que no se consiguió, y del que aseguran que deja a muchos barcos sin cuota de captura para acabar las campañas. Ayer volvían al mar con el ánimo que le produce de que, al menos, vuelven a trabajar, sabedores de que se iban a encontrar con mucho jurel, con la duda de que los barcos respondieran bien, tras tantos meses parados, y con la esperanza de que los precios les acompañaran: "Si hay mucho, el precio puede ser ridículo y antes que vender el jurel a 2 euros lo devolvemos al mar. No se puede matar el jurel pequeño a un precio ridículo", aseguraba un patrón en el puerto de Bueu, en donde estuvo centralizada la actividad del cerco. Salieron cuatro de los cinco barcos. Los tres de Moaña no salieron y tampoco el de Cangas.

Los armadores y tripulaciones del "Marín de Bueu", "Cristo da Laxe", "Dos Meros" y "2º dos mil" ("Manolito Tres" no salió al estar en reparación), empezaron a llegar al pantalán de Bueu a las cinco de la tarde para realizar los últimos preparativos a bordo, cargar hielo desde la lonja y poner rumbo, bien a Ons, Cíes o Costa da Vela, según el estado del mar. La previsión es que los cuatro salieran juntos y luciendo las pancartas, pero primero lo hizo el "Marín de Bueu" en busca de bolo. A las seis de la tarde salía el "2º dos mil",del armador Ramón Otero, con los cuatro miembros de su tripulación portando pancartas de "reparto xusto", que ha sido el lema de estos meses de protestas. Poco tiempo después lo hacíael "Cristo da Laxe", mientras en el muelle se aguardaba por la tripulación del "Dos Meros".

Los armadores de Acerga no consiguieron el reparto lineal de la cuota, por tripulación y barco, que pedían, al rechazar Madrid el cambio de sistema, y se tuvieron que conformar con la propuesta de la Consellería de Mar que garantiza una cuota mínima para todas las embarcaciones, en función del tonelaje (GT). "En mi caso me corresponden 15.000 kilos de jurel porque mi barco tiene una potencia de 5,34 GTs. Es muy poco porque 15.000 kilos son 1.000 cajas en todo el año. Hoy ya solo llevo 100 cajas", asegura David Simes, patrón y armador del "Marín de Bueu", poco antes de partir. En su caso esperaba poder coger algún otro pescado para no agotar rápido el cupo de jurel ya que al haber invasión también los precios irán bajos. Por el momento, ninguno de los barcos tiene repartido el cupo dentro de Acerga.

La intención es que los barcos faenaran durante toda la noche hasta las ocho de la mañana, según fuesen las capturas, con una parada a media noche para descargar en algún puerto como Marín, Portonovo o Vigo. Principalmente partieron para coger jurel, del que aseguraban que "el mar estaba invadido", aunque no quieren agotar cupos y apostaban por otras pesquerías como caballa, cabalón o bolo.

Dos hermanos a bordo

Pese a la preocupación por la falta de cuotas, en el muelle se palpaba ánimo por el hecho de volver a trabajar. En el barco de Izau Simes, partieron ayer dos hermanos. Fernando Villar tiene 46 años y es de Cangas. Albañil de profesión, para él es su primera campaña como marinero del cerco. Le animó su hermano Rafael, tripulante del "Cristo da Laxe" desde hace tres años. Con Agustín Vidal, otro compañero a bordo, se apresuraban en el muelle a llenar la cámara de hielo del barco, en la popa junto a más de cien cajas, de 15 kilos de capacidad cada una, que esperaban llenar de jurel, caballa o bolo.

Los barcos del cerco de Bueu son pequeños, con esloras de unos 12 metros y con años de batallas en el mar. Las tripulaciones pasan toda la noche largando y subiendo el aparejo, las veces que haga falta hasta conseguir una cantidad de pescado que haga rentable la travesía. No hay tiempo para dormir, cenan con unos bocadillos que llevan de tierra y disponen de unos catres en la zonas de la bodega para descansar, si el trabajo lo permite. Es duro, pero Agustín Vidal, que es de Seixo, asegura que le gusta más que la construcción, en donde trabajaba antes de la crisis económica: "Si en el cerco trabajas como siempre, ganas bien", señala.

En el barco "2º dos mil" su armador Ramón Otero seguía el mismo trayecto. Tras salir del pantalán,se acercó al muelle junto a la lonja para cargar el hielo. Aunque centrado en poner a punto su barco, no podía olvidar los tres meses de acampada de protesta que todos vivieron, en plenas Navidades, para reclamar un reparto más justo de las cuotas. Ramón repartió entre las tripulaciones las pancartas de cartulina que los barcos lucieron al salir bordeando el dique en las que dejan calro que no renuncian a ese "reparto xusto".

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