La jornada festiva del Día de Reyes, de ayer, se iba a convertir en una buena oportunidad para que los vendedores ambulantes aprovechasen una mañana que suele ser bastante concurrida en la alameda de Moaña. Sin embargo el temporal de viento y lluvia dio al traste con la intención de realizar un mercadillo extraordinario que incluso se anunció en los últimos días.

La intención era aprovechar la jornada de Reyes y el día previo a que las rebajas de enero desaten una nueva fiebre consumista. Sin embargo los vendedores ambulantes se quedaron con la miel en los labios.

Aunque algunos de ellos se instalaron como cada miércoles en la alameda de Moaña, tras poco tiempo se vieron obligados a desmontar las estructuras. Y es que el viento incluso amenazaba con derribarlas.

En Moaña, desde la modificación de la ordenanza de venta ambulante, los comerciantes pueden instalar sus puestos prácticamente todos los miércoles y sábados festivos del año, con la excepción de algunas fechas especialmente señaladas.

El ejecutivo local puso en marcha un proceso de regularización de los vendedores que operan en el mercadillo moañés y la intención es que a partir de las primeras semanas de enero comiencen inspecciones regulares. El colectivo de vendedores de la comarca llevaba tiempo reclamando una mayor regulación ante la supuesta presencia de ambulantes que no pagaban su correspondiente cuota por el permiso municipal.