Ante la ausencia de Samuel Aristizábal, el párroco de Moaña, José Luis Muñiz, ha sido el encargado de oficiar la misa en la Iglesia de San Pedro, aunque ayer, Manuel Rey lo relevó en el oficio de las 12. Y a día de hoy no parece haber más que soluciones temporales para cubrir la falta de Aristizábal. Ambos se multiplican para atender también las parroquias de O Carme y San Xoán de Tirán, la capilla de Berducedo y los actos religiosos en San Adrián de Cobres.

Desde la Iglesia se apunta a una posible depresión del cura tras el violento episodio que sufrió en el mes de agosto. A principios de septiembre, casi un mes después del asalto, el párroco explicaba a FARO su situación. Las secuelas físicas se iban superando poco a poco, pero no ocurría lo mismo con las psicológicas: "Duermo un rato y me despierto agobiado, sin aire", confesaba el sacerdote. A lo largo de esas semanas, Aristizábal tenía previsto recibir atención médica para tratar estos ataques de ansiedad. No haber superado el asalto podría haber sumido al cura en una depresión, motivo por el cual optó por "descansar"

Para no preocupar a su familia en Colombia, Aristizábal no quiso contarles el episodio sufrido, como así manifestó a vecinos de confianza. Los feligreses tampoco descartan que sus allegados y conocidos le hayan aconsejado no regresar.