La misa de doce en San Pedro de Domaio no cumplió ayer las expectativas de los feligreses. Semanas antes, el sacerdote de Moaña, José Luis Muñiz, había solicitado a los vecinos un plazo de 15 días para poder "investigar" el porqué de la ausencia de Samuel Aristizábal. Un plazo que ayer expiraba. Los feligreses confesaban antes de entrar al templo que acudían a la eucaristía con la esperanza de aclarar al fin por qué Samuel Aristizabal no se encuentra a día de hoy en su puesto pastoral. Para sorpresa de los fieles, José Luis Muñiz no acudió a la Iglesia de San Pedro y en su lugar ofició el sacramento Manuel Rey, sacerdote ya jubilado.

Tras recibir una brutal paliza en la casa rectoral a principios de agosto, don Samuel superó, con ayuda de los vecinos, el prudencial tiempo de recuperación. A pesar de que nunca retomó su vida con normalidad, nada hacía sospechar a los vecinos de que el viaje que el párroco emprendió hace dos meses y medio se iba a alargar tanto en el tiempo. El 17 de septiembre, el cura, nacido en Colombia, se desplazó a Barcelona para, según apuntan los feligreses, someterse a una nueva operación. Tras la intervención quirúrgica en la ciudad condal, Aristizábal comentó a los vecinos que se marchaba unas semanas a Colombia para descansar con su familia. El billete de vuelta que se llevó con él tenía una fecha: 12 de noviembre. Pero a día de hoy, nadie sabe dónde está ni los motivos que le han llevado a no regresar a Domaio.

Encuentro en Bogotá

El sentimiento de incertidumbre y decepción es compartido por muchos feligreses, que no entienden cómo, tras el trato y la atención que varias familias prestaron al cura tras la grave agresión, Aristizábal no ha tenido el "detalle" de agradecerles sus cuidados ni de avisar que no iba a regresar en la fecha anunciada. De manera casual, uno de los vecinos viajó a Colombia en octubre por motivos de trabajo y allí concretó un encuentro con el párroco el día 22, en Bogotá. De su conversación, en ningún momento llegó a sospechar que el sacerdote no fuese a regresar a Moaña.

A día de hoy, a excepción de este vecino, nadie de la parroquia ha logrado ponerse en contacto con el cura, que tampoco ha mostrado su disposición para tranquilizar a los vecinos. Ante su ausencia, los feligreses, que no ocultan su enfado, han intentado poner fin a su incertidumbre por todas las vías posibles, pero no han obtenido ninguna justificación convincente.

El párroco de Moaña, José Luis Muñiz, guarda silencio sobre el tema. Y con ese mismo silencio les han respondido desde el Arzobispado de Santiago de Compostela, que ha emplazado a los fieles al próximo mes de enero para darles una explicación sobre la situación. En la parroquia no se entiende a qué viene tanto ocultismo y exigen explicaciones.

De momento, los feligreses, no pueden más que especular: ¿Ausencia por voluntad propia o por obligación? Varios vecinos apuntan que no es el único cura de Galicia de origen colombiano que en estas fechas regresa a su país. Mientras tanto, Domaio continúa sin párroco.