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Atentados en París

Gemma Rodríguez: "Avisáronnos que non fósemos traballar"

Natural de Bueu, reside en París desde hace ocho años y trabaja en una empresa en Saint-Denis

Gemma Rodríguez, ayer desde la empresa en la que trabaja en Saint-Denis, con el Estadio de Francia al fondo. // FDV

Al otro lado del teléfono, en París, contesta en gallego: "Saint-Denis é moi grande; nós traballamos nunha zona máis apartada donde foi o tiroteo de hoxe (por ayer)". Gemma Rodríguez de la Torre, de 39 años y licenciada en Ciencias Políticas,es es natural de Bueu, pero desde hace algo más de ocho años reside en París, adonde se fue a trabajar "a probar", como ella matiza. Lo hizo antes de que estallara la crisis económica y asegura que ya no pudo volver a su tierra natal por falta de alternativa laboral. En París está integrada y desde hace un tiempo trabaja en una gran empresa de ventas online, con unos 2.000 empleados, ubicada precisamente en el municipio de Saint-Denis, en el suburbio parisino al norte de la capital, que ayer centró las miradas de todo el mundo al amanecer con una gran operación policial para buscar al principal autor de los atentados del viernes en la capital y que acabó con dos presuntos yihadistas muertos y siete detenidos.

Desde la empresa en donde trabaja Gemma Rodríguez se ve el Estadio de Francia en cuyas inmediaciones se produjeron el viernes tres explosiones de la cadena de ataques terroristas por parte de islamistas radicales que murieron haciendo estallar cinturores con explosivos. En otra parte de la ciudad, cerca de la plaza de la República, otros terroristas protagonizaron una masacre matando a tiros a más de cien personas que disfrutaban en un restaurante, un bar y de un concierto en la sala Bataclán.

Gemma Rodríguez se disponía ayer, como todas las mañanas, a salir de su casa en París para coger el metro y el tren con el fin de acudir a su trabajo. Pero dice que empezaron a llegar mensajes a través del teléfono, tanto de jefes como de compañeros, recomendando que mejor no se fuera a trabajar debido a dicha operación policial y por las consecuencias que pudieran derivarse. A mediodía, esta buenense ya estaba en su puesto de trabajo. Fue alguna de las que acudieron cuando a las 10.30 ya prácticamente Saint-Denis había vuelto a una aparente calma: "Desde o extranxeiro creo que se viven peor os acontecementos que desde o propio París. Obviamente non é agradable e todo esto dá pena", asegura en una conversación telefónica: "Quizais aquí vívese con máis tranquilidade que no extranxeiro, pero tamén hai psicose. Onte explotou unha lámpada nun bar e a xente empezou a correr o escoitar ó ruido".

La noche de los atentados, Gemma Rodríguez no pudo regresar a su casa porque las autoridades cerraron el metro y tuvo que quedarse en casa de unos amigos. Ese fin de semana se dedicaron a pasear, cumplieron con los planes "máis ou menos", pero en la ciudad había mucha menos gente: "O sábado parecía un domingo". Cuando ayer acudió al trabajo en el tren, no había comentarios de lo sucedido y la diferencia es que viajaba mucha menos gente. Reconoce que en su empresa trabaja un alto porcentaje de musulmanes: "Estou moi acostumbrada a vivir o Ramadán, pero nunca o farei; mesmo bromeamos. Os que traballamos aquí somos xente aberta, aínda que supoño que haberá algún máis afectado que outro porque sempre haberá algún radical que o acuse, pero polo de agora non se respira más radicalismo".

Esta buenense no demuestra sentir miedo por la situación y reconoce que en el futuro puede pasar cualquier cosa en cuaquier sitio al tiempo que se muestra crítica con las políticas de los gobiernos europeos: "Se sigue así serápeor. Non xustifico a barbarie, pero non se debe de actuar como os gobernos europeos e americanos. Unha vida aquí vale igual que unha vida en Siria".

Ayer volvió a las seis de la tarde a su casa en París y tenía previsto coger el tren en La Plaine, como siempre,cerca del Estadio, para nuevamente coger su billete en el metro.

"Me parece que esto no va a terminar"

  • También desde Tirán, en Moaña, el matrimonio formado por el francés Porret Henry y su mujer Lucía Lema, siguen muy de cerca los acontecimientos en París, sobre todo los de ayer en Saint-Denis, de donde es natural él y en donde el matrimonio ha residido durante más de 40 años antes de que decidieran asentarse en la localidad natal de ella, en Moaña. De ello ya pasaron quince años. Ayer a mediodía seguían por la televisión los resultados de la operación policial que ocurrió a poca distancia de donde vivían en Saint-Denis. Insisten en que en este municipio, en el suburbio de París, siempre hubo una comunidad muy grande de mususlmanes, es una zona obrera, y que la conviviencia entre unos y otros siempre fue muy buena: "Allí tenía un jardín y siempre se paraban para decirme que lo tenía precioso. Todo el mundo hablaba, siempre con un buenos días...", recuerda Lucía Lema de sus años como inmigrante en el país galo y después como mujer de un francés. "Estamos escuchando al presidente francés", aseguraba a alrededor de la una de la tarde. "Me parece que esto no va a terminar", manifiesta la mujer recogiendo también las palabras de su marido, que pese a llevar ya quince años en Moaña sigue teniendo dificultades con el idioma local.En Saint-Denis siguen residiendo tres sobrinos del matrimonio, hijos de una hermana de Lucía lema, que también dejó Francia para vivir su retido en Vigo. El lunes hablaron por teléfono con el marido de una de sus sobrinas y en estos días también volverán a hacerlo para conocer su estado.

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