Faro de Vigo

Faro de Vigo

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

El primero de los "invasores" que llegaron de Zamora

Fernando Duval, patriarca de los gitanos zamoranos, recaló en Cangas hace más de medio siglo y fue pionero en el mercadillo

Fernando Duval y su hijo Enrique, ayer, en su puesto del mercadillo en la Alameda Vella. // Santos Álvarez

Con vestimenta impecable de la cabeza a los pies, traje oscuro, sombrero de ala corta en fieltro, camisa rosa y corbata a rayas, Fernando Duval asistía ayer al despliegue policial con gesto sereno desde el puesto de calzado que dejó en herencia a su hijo Enrique y que ocupa el mismo lugar que el patriarca de la familia estrenó hace medio siglo. "Tendría entonces 18 años y ahora ya he cumplido 70", rememora, mientras desgrana algunas anécdotas con vecinos que conocen algo de su historia desde que llegó al municipio.

"Primero vivíamos en una casa junto al cementerio que carecía de las condiciones mínimas y más tarde nos trasladamos más al centro, a una vivienda por la que pagábamos 1.500 pesetas al mes", repasa este gitano "de respeto" cuyos padres, fallecidos a temprana edad, eran originarios de Zamora, donde se dedicaban a la cría y venta de ganado. Él y su hermano optaron por cambiar de vida y probar suerte con la venta ambulante en una época donde las condiciones de vida empezaban a cambiar y, con el paso de los años, la demanda de productos aumentaba incluso por encima de la oferta disponible.

"En Cangas éramos tres o cuatro puestos de venta", recapitula, en el momento en que se une a la conversación Amelia Gómez, una de aquellas vendedoras, para explicar que empezó en el oficio hace ya 60 años, con su madre. "Viña nun camión e poñiámonos a vender aquí a louza de Álvarez. Era un mercado pequeno", de menor entidad que "a feira" de Moaña, "un complemento para acompañar aos produtos da horta e do peixe. Logo chegaron os zamoranos e isto empezou a medrar", relata, antes de continuar su recorrido entre los puestos de la Alameda Vella. "Eran otros tiempos, ahora da para vivir", reflexiona Fernando, que pese a la tradición nómada de su pueblo reconoce que en O Morrazo ya hubo asentamientos gitanos desde antes de su llegada, mientras uno de sus familiares alude al que se estableció en Berducedo, un lugar en el que convivieron familias gitanas hace casi un siglo (en el monte de O Meixueiro) y donde en décadas posteriores incluso se consumaron algunas relaciones sentimentales.

"Era y es una zona muy bonita. Ya habían estado otros gitanos aquí, pero tras nosotros empezaron a llegar otros amigos y siempre nos acogieron muy bien", reconoce Fernando Duval, que ni quiere ni tiene previsto marcharse de aquí, tanto él como otros familiares y amigos de origen zamorano. "A menos que empiecen a matarnos", reflexiona, en relación al enfrentamiento abierto con el clan de los morones que lidera Sinaí Giménez y que ha provocado el despliegue policial. "Nunca ha habido aquí líos como este. Es gente mala que la arma con todo el mundo", aunque matiza que no se puede meter a todos en el mismo saco. Los jóvenes de la familia que lo acompañan y le rinden "respeto voluntario" dejan claro que no se trata "de un problema entre gitanos castellanos y gallegos sino entre morones y el resto".

Las nuevas generaciones no están dispuestas a sufrir el tercer éxodo en el último lustro. "Ya no nos iremos más, a menos que nos maten", repite el patriarca.

Compartir el artículo

stats