Un aparatoso despliegue policial, con una treintena de agentes municipales y de la Guardia Civil, se encargó de custodiar ayer el mercadillo ambulante de Cangas para prevenir altercados entre los clanes gitanos de los "morones" y los "zamoranos", evitar que instalaran sus puestos los cuatro vendedores implicados en la reyerta del pasado día 16 a los que se han retirado los permisos de forma cautelar y supervisar que todos los puestos están atendidos por sus titulares y cuentan con la documentación en regla. El operativo se desarrolló sin más incidentes que el desmantelamiento de un puesto por la Policía Local y la intervención de algún cuchillo o navaja, por prevención, según algunas fuentes. Los colectivos de vendedores felicitaron al Concello por las medidas. "Por unha vez hai alguén que ven a poñer orden neste caos e a facer cumprir a ley e a ordenanza vixente", resumieron los presidentes de la Asociación de Vendedores Ambulantes do Morrazo (Asvam) y de la Asociación Galega de Ambulantes e Autónomos (Agaa), Mª Carmen Viéitez y Francisco Romero Alvite.

Los controles en los viales de acceso al centro urbano de Cangas comenzaron pasadas las seis de la mañana con el registro de vehículos y personas que podían dirigirse al mercadillo, entre los que no se detectó ningún miembro de los "morones", aunque el acceso solo estaba prohibido a dos de ellos, los que fueron identificados en la pelea de hace 15 días, al igual que otros dos "zamoranos". Uno de estos últimos sí lo intentó, aunque los agentes no tardaron en obligarle a desmontar. Los demás desarrollaron la actividad sin ninguna traba y, en general, satisfechos con las medidas municipales, pues están convencidos de que son Sinaí Giménez y sus allegados los que generan el problema e intentan "amedrentar" para mantener el control de un mercadillo en el que hay 153 puestos autorizados, aunque ayer solo se instalaron alrededor de un centenar.

La teniente de alcalde, Mercedes Giráldez, estuvo al frente del operativo por delegación del regidor, Xosé Manuel Pazos, que se encontraba en Santiago en una reunión de la Federación Galega de Municipios e Provincias (Fegamp). También se movilizaron otros operarios municipales y se pidió refuerzo de medios a los demás municipios del entorno, como chalecos antibalas de la Policía Local de Moaña. "Está a haber unha magnífica colaboración comarcal", señaló la concejala, que puso el operativo como ejemplo de su apuesta por los "servicios mancomunados".

A última hora de la mañana, y tras una jornada de ventas "moderadas", los comerciantes morracenses celebraron la "volta á normalidade" en la actividad ambulante y Romero Alvite fue más allá al declarar que llevan "30 anos loitando polo día de hoxe, que pasará á historia" y arremeter contra la "condescendencia, cobardía e deixación de funcións" que lastran a otras corporaciones a la hora de aplicar las ordenanzas, e incidió en que hay otros 44 concellos en Galicia a los que se pidió regular sus mercadillos y aún no han dado respuesta.

El despliegue de agentes y de medios de comunicación también llamó la atención de los clientes, la mayoría satisfechos con que "se garantice la celebración, la legalidad y la seguridad" en el mercadillo, como señalaba Marita Álvarez, aunque también algunos mostraron una opinión más crítica: "Se puede actuar con eficacia sin tanto revuelo", observó Inés Lemos, que acude a Cangas de forma ocasional, mientras su compañero Luis Piñeiro fue más contundente al afirmar que se trató de "unha peliculada para as televisións", aunque reconoce que la actividad ambulante "move moitos miles de euros e debe garantizarse a normalidade".