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Parte de la corporación, contra la reelección del juez de paz por delegar las bodas gais

La alcaldesa de Moaña alude a "indicadores con los que no concordamos" -Pedreño señala que no se pronuncia sobre su pensamiento y que su labor fue de entrega a los vecinos

Enrique Pedreño, en su cargo de juez de paz de Moaña. // FdV

La elección del juez de paz de Moaña se antoja que será polémica en el pleno de mañana en el Concello ya que todo apunta a que el grupo de gobierno quiere apostar por un cambio manejando ciertos "indicadores" en la labor del actual titular, que se presenta a la reelección, "con los que no estamos de acuerdo", asegura la alcaldesa, la nacionalista Leticia Santos, que sin embargo opta por "no concretar más" sobre dichos indicadores en espera de tomar una decisión a nivel de su grupo político del BNG., como también lo van a hacer sus socios de gobierno socialistas. Días atrás, tanto Leticia Santos como la portavoz del PSOE, Marta Freire, aseguraban que coincidían en que iba a primar un criterio de cercanía en la elección de la persona que ocupe el cargo de juez de paz.

Quien ya tiene tomada la decisión es el concejal independiente por XM, Javier Carro, que asegura que en junta de portavoces se trató del asunto y que tiene claro que no votará la reelección del actual juez porque "tengo libertad de expresión y no estoy de acuerdo en lo que se asegura de que no casa a parejas homosexuales".

El juez actual Enrique Pedreño (Cartagena, 1945), asegura que él no va dar su opinión respecto a las bodas entre homosexuales, pero asegura que en el juzgado se han realizado dos y que si él no las ofició fue porque estaba de vacaciones. Insiste en que prefiere no pronunciarse sobre su pensamiento "y me reservo mi opinión para mí. Es lo mismo que en la política, yo no digo a qué partido voto, pero voto". Entiende que quizás desde el gobierno local se intenta justificar una acción retorcida y rizar el rizo y se pregunta que quieren decir cuando aseguran que aplicarán el criterio de cercanía: "¿Se refieren a cercanía física o política". Añade que más cercanía física que la suya no puede haber porque reside en Moaña desde hace veinte años, está casado con una gallega y sus hijos son de aquí: "¿Se necesita más para ser gallego o estamos en Cataluña?", manifiesta ya con cierto malestar Enrique Pedreño.

Sobre su labor estos últimos cuatro años, asegura que fue de entrega total y de servicio a los vecinos para intentar resolver los problemas: "Siempre he estado disponible y dispuesto a gestionar, incluso los sábados y domingos que han venido a buscarme para defunciones". Solo puede decir que "cada uno con su conciencia, pero me preocupé de dar servicio al pueblo para que todo el mundo estuviera contento". Lo cierto es que en su etapa tuvo que afrontar muchos actos de conciliación por el caso de las preferentes.

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