Muchos tiros y poca caza. Éste podría ser el resumen de la primera jornada de la nueva temporada de caza menor, que se abrió ayer en toda Galicia. Los temores de los cazadores se vieron confirmados después de las primeras batidas por el monte porque a pesar de las repoblaciones emprendidas durante los meses previos el conejo apenas se dejó ver. La esperanza es que a lo largo de las próximas semanas la situación mejore, aunque desde Cangas ratificaron ayer su intención de cerrar la temporada del conejo el último fin de semana de noviembre. Una medida para intentar fijar la población de este mamífero y que haya más caza en el futuro.

El mal tiempo de ayer no impidió que los cazadores de los tecores de Bueu, Cangas y Marín-Moaña saliesen al monte. En el municipio buenense los aficionados a la caza se movieron preferentemente por la parroquia de Beluso, especialmente entre Bon y Cabo Udra, y en el entorno de Ermelo. "El monte está muy tupido y así es difícil que el conejo dé la cara", explican algunos cazadores buenenses. Aún así, cayó algún que otro ejemplar, varios faisanes y perdices. También hubo quien prefirió no revelar o mostrar ante la cámara el botín de la primera jornada para no dar pistas al resto de compañeros de donde se puede encontrar caza. Algo parecido a quien tiene sus marcas para ir a pescar y las mantiene en secreto.

En Moaña y Cangas coinciden al señalar que, al menos a priori, esta campaña debería ser mejor que la anterior. El problema es que aunque haya algo más de caza ese ligero incremento no es suficiente para un número tan grande de cazadores. Solo el Tecor Moaña-Marín agrupa cerca de 180 licencias. Uno de los grupos más amplios se movió ayer entre los montes de Meira y Domaio y se reunió a mediodía para compartir mesa y mantel en A Pastoriza. "Tantos cazadores y ninguno cogió nada", resumía uno de ellos. Los moañeses defienden que es necesario imprimir un cambio a la gestión del monte y por ello han impulsado la recogida de firmas para poder recuperar el antiguo Tecor Moaña, para lo que necesitan 2.000 hectáreas continuas de terreno.

Las sensaciones en Cangas fueron similares. Los más afortunados pudieron dar caza a algunos ejemplares de conejo a pesar de la maleza de un monte sin limpiar. "Así no ayuda nada. Aunque los perros consigan levantar alguno luego es difícil poder verlos", explican desde la sociedad de caza. Sus integrantes buscaron fortuna por Donón, Barra, Melide y por el entorno de Varalonga y el monte de A Madalena. "La temporada del conejo la vamos a mantener abierta hasta el 29 de noviembre. Se mantendrá abierta la becada, torcaces, así como batidas para el jabalí hasta el 17 de enero [esta especie es de caza mayor] y el zorro hasta el 14 de febrero", explican.