Frente a un gesto desaprensivo, un aluvión de respuestas nobles. Las que están dando muchos ciudadanos de distintos puntos geográficos interesándose por los nueve cachorros que fueron abandonados el fin de semana en Aldea de Arriba, en Cangas, y que custodia la Protectora de Animais do Morrazo en su refugio de Broullón, en Moaña. O más bien custodiaba, porque seis de los perros ya han sido adoptados por otras tantas familias y a los tres restantes no le faltan "novias" y es previsible que confirmen su nuevo hogar en las próximas horas.
"Xa están casi todos colocados", explica Clara, una de las trabajadoras de la Protectora que se encarga de sus cuidados, que los bautizó como la "camada dos morochos" -por su pelaje oscuro- y que se muestra gratamente sorprendida por la repercusión mediática del asunto. Salir en el FARO y empezar las llamadas y visitas fue todo uno. El goteo de personas interesadas fue constante durante todo el fin de semana, y los primeros cachorros se fueron a vivir con familias de Moaña, Cangas, Bueu o Beluso. Otros dos cruzaron la ría para recalar en Vigo y Redondela. La nueva cuidadora de esta última perra ya anunció que le llamará "Cangas" para recordarle su origen.
En la agenda de visitas inmediatas hay otros candidatos de Redondela, de Vigo, de la comarca morracense e incluso de Santiago, que se enteraron del caso "polo periódico" y se ofrecen para paliar el problema, pues, aunque el trasiego de perros es más numeroso de lo que deseable -no hace mucho hubo que buscarle destino a la camada de "Os Abelendos", encontrada en esa zona moañesa-, las instalaciones de Broullón no son las idóneas para los cachorros en sus primeros meses de vida, pues deben compartir con más de un centenar de adultos y el espacio no abunda.
Los cuidadores insisten en animar a la población a responsabilizarse de sus mascotas y no abandonarlas, como sucede en muchos casos. "Son cachorros só durante uns meses, e logo hai uns 15 anos por diante para seguir coidándoos", recuerda Clara, que convive a diario con otras historias de abandonos menos mediáticas y, en consecuencia, más difíciles de resolver que la de esta "camada dos morochos" con final feliz.
