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El club de jubilados de Cangas renuncia al bar al desplomarse los ingresos y dispararse los gastos

La asociación Santiago comunica al Concello que abandona el servicio el 31 de diciembre tras cuatro años de cesión -El cierre puede afectar a actividades culturales del colectivo

Varios grupos de personas hacían uso, anoche, de las instalaciones de la cafetería. // Gonzalo Núñez

"Non nos queda outro remedio, porque os ingresos menguan cada mes e os gastos dispáranse". Es el lamento de los directivos del club de jubilados y pensionistas Santiago de Cangas al anunciar su renuncia a seguir explotando la cafetería del centro sociocultural que ocupan y gestionan desde hace cuatro años. La imposibilidad de hacer frente a los gastos de personal y dotación de materiales que asumen cada mes con la recaudación del bar les ha llevado "ao límite" de sus posibilidades económicas y solo podrán sostenerlo hasta finales de año. "Desde o 1 de xaneiro quedará nas mans do Concello", explican el presidente y el tesorero del colectivo, Antonio Fandiño y Francisco Suárez, que ya han comunicado oficialmente esa decisión al alcalde y al concejal de Servizos Sociais, que tienen tres meses para tomar uns decisión sobre su futuro.

"Neste momento a explotación xa non é rentable", inciden los directivos, que echan mano de documentos internos para confirmar que los ingresos por el servicio de bar han caído de forma más pronunciada desde el mes de marzo, coincidiendo con un aumento muy significativo de los gastos, al tener que hacer frente a la nómina de seis trabajadoras. "Temos tres camareras para cubrir os turnos, pero houbo que contratar outras tres" para suplir las bajas laborales de aquéllas, dos de ellas por embarazo. "Claro que estas cousas pasan e teñen dereito, pero a nós duplicáronsenos as nóminas a pagar", señalan, y lamentan que no haya más ayudas públicas para hacer frente a estas contingencias, aunque confían en que alguna persona o entidad se haga cargo de la cafetería, se subrogue el personal y le dé un impulso con criterios de mayor eficiencia.

La renuncia a explotar la cafetería puede causar otros efectos colaterales al club de jubilados y pensionistas, como renunciar a algunas actividades que ahora financian con estos ingresos. La más inmediata sería la agrupación coral, en la que participan una treintena de socios y para la que se necesitan 400 euros mensuales sólo para pagar al director. "Haberá que buscar axudas para mantela, porque do contrario correrá perigo", inciden los representantes de Santiago de Cangas, que ponen trabajo y voluntad para dinamizar el colectivo, pero no encuentran los apoyos necesarios ni se sienten suficientemente valorados pese a ese sacrificio.

La asociación también tiene un grupo de teatro que genera gastos, pero no ingresos, y que se sostiene en parte con los que hasta ahora generaba el bar. Pero el negocio se ha debilitado hasta el punto de que ya no les resulta rentable y su continuidad es una incertidumbre.

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