Staffan Mörling no pudo evitar emocionarse durante el homenaje que le brindó ayer Bueu. Desde hace un par de años la calle de acceso a los institutos y al pabellón deportivo lleva su nombre. Pero faltaba todavía el toque definitivo: la colocación de una placa que hiciese oficial esa declaración.

Ese detalle se resolvió ayer y el acto de descubrimiento se convirtió en un sincero homenaje al antropólogo sueco e hijo adoptivo del municipio. Desde que llegó a Bueu a mediados de la década de 1960 Mörling se ha convertido en uno de los grandes embajadores del municipio y de la cultura de la isla de Ons.

"Gracias por acordaros de mí. Valoro especialmente el hecho de que este homenaje sea cuando aún estoy vivo y puedo verlo", acertó a decir emocionado delante de las autoridades, familiares, amigos y vecinos que se congregaron ayer en su calle. Se sorprendió al ver la foto, que reconoció como la primera que le tomaron en Bueu. En esa imagen cubre su cabeza con un gorro típico de las islas Feroe, una prenda que llamó la atención en el Bueu de la época.

Este descubrimiento fue el acto previo a la presentación de su nuevo libro, titulado "Namoreime en Ons" y publicado por Edicións Cumio. Es la historia de amor con su esposa, a la que conoció en Ons. El acto estuvo presentado por el investigador Arturo Sánchez Cidrás y más que la presentación de un libro fue un claro canto al amor. Esta vez le tocó a Mörling emocionar al público que abarrotaba la sala de actos del Museo Massó e incluso desveló algún que otro secreto. "Nunca tuvimos televisión porque teníamos miedo a que nos robase alguna conversación", susurró.