La XXI Festa do Mexillón de Moaña demostró que los moañeses adoran este producto. Ni el retraso de una semana en la celebración del evento, al que obligó la toxina que afectaba a las bateas, evitó colas ante los mostradores instalados bajo la carpa de Reibón. Miles de personas se pasaron durante la mañana de ayer y hasta media tarde por este espacio para degustar las distintas especialidades con las que las integrantes de la Asociación de Mulleres adornaron este bivalvo para ofrecérselo a los asistentes.

Más de 3.500 kilos del producto que le cedieron los bateeiros se consumieron en apenas 3 horas y media. Miles de raciones de mejillones al vapor, a la vinagreta, en escabeche o en salsa de vieira se repartieron entre los comensales que llegaban en grupo y tomaban posición en las largas mesas habilitadas tras la carpa.

Pero sin duda el éxito absoluto fue el de las croquetas de mejillón. "Fixemos máis de 15.000 unidades e se venderon todas en moi pouco tempo", explica la presidenta de la asociación, Isabel Lorenzo. El año pasado probaron con este producto y ya presagiaron el éxito que iba a tener. Se repartieron también cerca de 200 empanadas. "Con cada unha delas facíamos 8 racións", apuntan las organizadoras para dar una idea de la cantidad de mejillones consumida. Aunque reconocen que la participación bajó ligeramente, la realidad es que se consumió casi todo el molusco con el que contaban.

Al mediodía empezó a llegar la gente. Muchos hacían cola cuando el cantante Xil Ríos inició el pregón, sobre las 12.30 horas. Ríos preparó un original pregón en verso que arrancó explicando el origen de la producción de mejillones en Moaña desde el año 1956, cuando se utilizaban "barcos vellos" para colgar las primeras cuerdas en las que criar el molusco. Ríos hizo hincapié en la importancia de este producto más allá de la gastronomía: "O mexillón é unha fonte de riqueza, de traballo e de vida. Quitou a moita xente da pobreza", recordó con su retórica. Y es que se trata de una industria que floreció hasta convertirse en uno de los principales sectores económicos de un municipio volcado al mar.

El pregonero aprovechó para desear que el sector mejillonero "vaia sempre cara arriba". Repasó las distintas formas en las que los moañeses degustan este producto y agradeció a todos los que trabajan en el sector por poner a Moaña en el mapa, "pois o noso mexillón chega a calquera lugar do mundo e é o máis admirado", defendió.

Hasta pasadas las 15.30 horas no empezó a bajar la intensidad de gente bajo las carpas. Las familias moañesas y los turistas que se acercaron comieron al ritmo de la música tradicional de las Pandereteiras de Loureiro Verde, llegadas desde Mondariz.

Una parte de los poco más de 500 kilos que restaron por vender se consumieron a última hora de la tarde. A partir de las 20.00 horas algunos bañistas que dejaban las playas quisieron aprovechar la oportunidad de degustar el caviar del mar de Moaña.