El cura de la parroquia moañesa de Domaio, Samuel Aristizábal, recibirá hoy el alta médica si todo sale según lo previsto. Espera poder regresar a Domaio hoy mismo y agradecer en persona a todos los vecinos que mostraron preocupación por su estado después de sufrir una brutal agresión la madrugada del viernes, a manos de cuatro ladrones que accedieron a su domicilio -la casa parroquial situada frente a la iglesia- para robar y le golpearon con una bombona de butano.
Tras ser sometido a una operación de urgencia el sábado por la mañana, los médicos reconstruyeron la mandíbula del párroco, que estaba rota por tres sitios distintos, así como el paladar. Ayer Samuel Aristizábal se recuperaba en el hospital Povisa con la intención de regresar hoy a Domaio, en donde es el párroco desde hace menos de un año. A través de una familia vecina que le acompañó desde la agresión, el sacerdote quiso agradecer el interés y la preocupación mostrada por todos los vecinos y asegura que en estos días recibió muchas visitas de moañeses en la habitación del hospital en la que se encontraba.
El agredido se quedará un tiempo en casa de esta familia mientras se recupera del todo.
El susto fue enorme, pues los cuatro ladrones, que accedieron a su vivienda tras forzar la puerta, sin armas y con la cara descubierta, le golpearon y amenazaron de muerte, exigiendo que les dijese en donde guardaba el dinero. Incluso le llegaron a atar de pies y manos en la cama.
Cuando huyeron, la víctima consiguió desatarse y acudir con su propio coche a casa de unos vecinos de confianza que dieron el aviso a una ambulancia.
Las declaraciones de Samuel Aristizábal pueden ser clave para localizar a los agresores, que tenían acento extranjero.
De momento no existe ninguna detención conocida oficialmente, aunque la Guardia Civil cuenta con dos sospechosos, de nacionalidad rumana. Un testigo los habría visto cerca de la casa rectoral poco antes de la medianoche del jueves. Pasada esa hora se produjo el asalto a la casa del cura.
