Vecinos de la zona de Fonte Can, en la calle Ramón Cabanillas, de Moaña, muestran su extrañeza por cómo las obras de reforma de esta calle, en donde se está procediendo a su fresado y pavimentando, han dejado los pasos de peatones, sobreelevados, pero con el asfaltado ocupando parte de la zona de la acera en las bajadas que antes eran para personas con movilidad reducida. Uno de los vecinos afectados asegura que la empresa dejó muy elevados estos pasos de peatones, que antes no eran sobreelevados, y crean una sensación de confusión debido a la prolongación del asfalto que puede llevar a un coche a meterse en la zona del arcén.
El concejal de Urbanismo, Odilo Barreiro, calma la tensión de los vecinos, que también dirigieron sus críticas al Concello, y asegura que la situación es provisional y que las aceras van a volver a su estado inicial. Se trata de una medida provisional que adoptó la empresa ya que había acordado con el Concello iniciar una primera fase de las obras y pararlas mañana viernes para no afectar a las Fiestas del Carmen. La primera fase consistía en el fresado y pavimentación, por tramos de esta calle, que es la principal travesía de O Morrazo en Moaña, y la colocación de pasos de peatones sobreelevados, además del pintado. El compromiso de la empresa es retomar las obras tras las fiestas del carmen, con el acabado de los pasos de peatones, el pintado y la reposición de los elementos que se tuvieron que levantar debido a las obras.
El concejal señala que pidieron a la empresa que realiza los trabajos, Covsa, que los pasos sobreelevados quedaran adaptados al 100% para las personas con movilidad reducida. Lo que hizo la empresa esta semana, y como medida provisional, es extender la capa del firme invadiendo el rebaje de la acera para las personas con problemas de movilidad,mientras no concluyen las obras en su totalidad ya que quedaban con un desnivel con respecto a la acera y de esta manera quedan a la misma altura.
Caída detrás de la plaza
Por otra parte, la Policía Local de Moaña acudió ayer por la mañana a socorrer a una mujer que había resultado herida al caer en la zona trasera de la plaza de abastos y alertada por un vendedor ambulante que creyó, al verla en el suelo, que la habían atropellado. La vecina J.P.C., de 58 años, sufrió un golpe en la rodilla pero rechazó ir al centro de salud en ambulancia y lo hizo con un familiar.
