Fue el letrado cangués Carlos Hermelo quien defendió la inocencia del exconcejal Héctor Otero. Su estrategia, desde el primer momento, estuvo basada en las pruebas caligráficas y en el hecho de que las llaves del Juzgado de Paz estaban al alcance de numerosas personas. Además, las pruebas testificales tampoco demostraron en la vista oral ser concluyente a la hora de determinar la autoría. De hecho el juez de Paz manifestó que lo único que hacía era acudir a firmar y que no pasaba a diario por el juzgado de Salceda.