La Consellería do Medio Rural e do Mar había otorgado en 2012, a la cooperativa Loitamar, una concesión experimental para el proyecto de cría de moluscos bivalvos en cautividad, que habían solicitado los responsables de la empresa ante la Secretaría Xeral do Mar. Así lo explicaron ayer desde el organismo autonómico. Finalmente, este proyecto para reflotar la cooperativa no se pudo llevar a cabo por sus problemas económicos, pues poco después entró en concurso de acreedores.

Esta misma semana y tras la orden de la Consellería comenzó la retirada de las más de 530 jaulas que se fueron instalando desde el año 2002 en una lámina de agua situada frente al litoral de la parroquia moañesa de Domaio.

Estas instalaciones llevaban más de 4 años sin producir, su titularidad era de un administrador concursal desde hacía unos 3 años y los colectivos vecinales de Domaio solicitaban su retirada desde hacía tiempo.

Ayer por la tarde continuaban fondeadas al lado de la rampa de varada de Domaio las primeras 30 jaulas trasladadas al muelle esta misma semana. Todavía no fueron recogidas por un camión y se espera que esta fase se cumpla en los próximos días para retirar más jaulas.

En principio el metal de todas ellas se destinará a chatarra y los flotadores que las mantenían a flote se llevarán a un gestor autorizado. Cada jaula cuenta con unos tres metros de profundidad y 24 metros cuadrados de superficie.

El proyecto frustrado de Loitamar supone también el cierre de una parte importante de la historia de la economía morracense vinculada al mar en el presente siglo. La instalación acuícola comenzó en julio de 2002 con 19 jaulas como la única empresa colectiva de todo el Estado creada e integrada por marineros del banco canario sahariano, en paro tras la finalización del convenio con Marruecos. La intención era producir rodaballo y las instalaciones crecieron rápido. En agosto de 2003 contaban ya con 110 jaulas y el crecimiento no se detuvo hasta las más de 500 que se empezaron a retirar esta misma semana.

Las instalaciones llegaron a estar preparadas para producir 450 toneladas de rodaballo al año. En 2004 ya se estimaba la venta de unas 200 toneladas de pescado. Para 2006 la intención era alcanzar una producción máxima. Sin embargo un parásito afectaría poco después a buena parte de la producción con pérdidas estimadas en 1,5 millones de euros. Empezaron entonces los problemas económicos y un ERE que en 2008 afectó a sus 14 trabajadores.

Las riadas con cenizas que se produjeron tras los incendios del verano de 2006 afectaron también a su producción.

Tras esas malas experiencias empezaron los proyectos de cría de moluscos. Se buscaba la producción de cría de almeja para venderla a las asociaciones de mariscadoras de la ría, que compran el producto a una empresa de Cantabria.

También se llegó a plantear el engorde de zamburiñas, ostras y vieiras, pero los problemas económicos impidieron la puesta en marcha de este plan pese a contar con la concesión de la Xunta.