La gran paradoja de la mayoría de estas mujeres es que no cobran una pensión por la actividad a la que dedicaron tanto tiempo y esfuerzo. Las que cobran algún tipo de pensión es porque cotizaron por su trabajo en alguna de las fábricas conserveras que había en Bueu o bien a través de la agraria por el trabajo agrícola. Muchas dejaron el oficio de las redes después de casarse y de tener hijos ya que además de criarlos asumían todas las labores domésticas. "A vida de antes era distinta: había que levantar os colchóns e os metálicos, limpar, fregar chans de madeira nos que había que poñerse de rodillas, lavar no río...", enumeran algunas de ellas.
Está claro que cualquier tiempo pasado no fue mejor, pero a veces surgen dudas al respecto. "Xa non hai mar. Antes as prazas estaban cheas de peixe porque había cartos. Estaban as fábricas, os atadores e iso eran unhas 800 persoas traballando", cuentan. Pero esas factorías conserveras han cerrado y las que existen no generan ni de lejos los puestos de trabajo de antaño. El reflejo está en la plaza, donde hay menos pescado del que había antes porque no hay dinero que gastar. "Todo é unha fame", sentencian las más pesimistas.
