El patrón mayor de Bueu, José Manuel Rosas, y armador del barco de bajura "Casildo", hundido el pasado miércoles en la zona de Cabo Udra, en Bueu, al sur de Con do Pego, logró ayer con la ayuda de un bateeiro, sus dos hijos, media docena de patrones y marineros y dos buzos de la empresa Servisub, recuperar el barco, que permanecía en el fondo, a unos seis metros de profundidad, frente a la playa de Mourisca, aunque partido en tres partes. El casco estaba prácticamente entero, pero la cabina se había separado y los aparejos también estaban por otra parte. La embarcación fue trasladada al varadero de Bueu "para darle al menos una muerte digna", asegura Rosas que espera poder salvar el motor y que recuperó los equipos, salvo el GPS.

Paradógicamente, la balsa salvavidas del barco estaba intacta, sobre el puente, sin que el hundimiento la llegara a abrir, ya que es manual, y vuelve a poner en tela de juicio si el gasto que tienen que realizar los armadores en materia de seguridad a bordo, tiene resultados. A la vista de los acontecimientos, la balsa salvavidas no ha servido para nada ya que el barco volcó de forma inesperada a consecuencia de una ola y los dos tripulantes se vieron en el mar, sin darles tiempo, lógicamente, a abrirla. En este siniestro, tanto el patrón de la embarcación e hijo de Rosas, Francisco Rosas, como el marinero Serafín Golobardas, se salvaron porque otro pesquero que estaba faenando al pulpo en las inmediaciones, logró recogerlos del mar. De lo contrario, todo apuntaba a que hubieran perecido ahogados ya que cuando los recogió el pesquero mostraban signos de debilidad.

Las labores de rescate de la embarcación comenzaron ayer sobre las diez de la mañana y hasta pasadas las dos y media, las tripulaciones no llegaban al puerto de Bueu, en donde los restos del "Casildo" quedaron en el varadero. En estas labores participó el barco bateeiro Martín de la Torre, con los dos hermanos armadores y tripulación, y en el que se desplazaron Rosas y sus dos hijos José Manuel y Francisco. Además, acudieron los armadores del "Marcos II" y "Nanín" que se desplazaron hasta Con do Pego en la zodiac de la empresa de buceo "Servisub" con los buzos Luis Estévez y Carlos Portela y los dos armadores del "Rayma". Los dos buzos con la ayuda del armador del "Nanín" fueron los que realizaron toda la labor bajo el mar para levantar los restos del barco hasta la superficie con la ayuda del bateeiro. la cabina del puente fue depositada a bordo y el casco fue remolcado hasta el puerto.

José Manuel Rosas expresaba a su llegada a puerto "todo mi reconocimiento a las personas que me ayudaron y que no llamé, sino que me llamaron para ayudar. Estas son las cosas que te emocionan y no sólo de esta gente que estuvo aquí connosotros, sino de otra mucha que no ha parado de interesarse". Insistía en que "chapeau" por "una gente por la que hay que levantar el sombrero".

El día del hundimiento, el patrón mayor de Bueu ya daba por perdida la embarcación, e insistía en que lo importante era que su hijo y el compañero habían salvado la vida, por lo que era un día para celebrar. Francisco Rosas fue dado de alta en el Hospital de Montecelo el mismo día del naufragio, por la tarde, aunque Serafín Golobardas sigue ingresado pendiente de unos controles.

Rosas asegura, tras ver la balsa salvavidas sin abrir sobre el puente, que para lo único que valen estas medidas de seguridad es,"para fastidiar el bolsillo". Además de patrón, Rosas es nuevo vicepresidente segundo de la Federación Gallega de Cofradías. Con la anterior directiva,la federación ya había solicitado a principios de año que se eximiera a la flota de de la obligación de llevar balsas salvavidas, al salir al mercado un sistema, patentado por una empresa coruñesa, que alertaba a Salvamento de la caída de un tripulante al mar, mantenerlo a flote y localizarlo con GPS. El director general de la Marina Mercante dictó una resolución en al que informó a los capitanes marítimos de este sistema homologado, denominado S2S. En las cartas aseguraba que podría servir como equipo de seguridad alternativo en los casos en los que por el tamaño del buque o por las limitaciones en la navegación, resulte irrazonable la instalación de la balsa.