Atrás quedan esas macroreuniones populares de Monte Faro. Ya casi nadie de los del Partido Popular de ahora se acuerdan de aquellas fiestas de exaltación del partido para mayor gloria de Manuel Fraga. La reunión había sido ideada por el también fallecido, caudillo del Deza, Xosé Cuiña, para otorgar al PP ese carácter galleguista que marcara distancia con el PP de Madrid. Con el derrocamiento de Xosé Cuiña precisamente por esas diferencias con Madrid, se abandonó ese templo del Monte Faro por otro no menos emblemático, el Monte do Gozo. Aquí la idea fue de Xesús Palmou, que rivalizaba con Xosé Cuiña y quería borrar la huella que el del Deza había dejado en el partido. Pensó que un lugar de tanto renombre, tan próximo a Santiago y a la Iglesia agradaría a Manuel Fraga. Y acertó. Así que en 2003 la romería del PP pasó al Monte Gozo. El pulpo y la carne ó caldeiro se trasladó sin demasiada dificultad a los aledaños de Santiago de Compostela y la boina aún seguía repartiendo la comida.

De aquel sol vigoroso, de aquel polvo infernal, de aquellas potas con cachelos, de aquel aire puro de los montes de Faro y O Gozo se pasó a los finos manteles y peripuestos canapés de catering con camareros de etiqueta que había el domingo en el castillo de Sotomaior, donde protagonista del birrete escenifica ahora el inicio del curso político.

Hasta ese edificio medieval, recuperado por la Diputación Provincial de Pontevedra, se acercaron alcaldes y concejales de O Morrazo. No lo pudo hacer el regidor de Cangas, José Enrique Sotelo, al que le coincidía el acto con la misa del Cristo. En el palaciego jardín conocían esta circunstancia, de ahí que fuera fácil para la delegación canguesa del PP excusar la ausencia de un regidor que también vivió la época de polvo de Monte Faro. Por Cangas estuvo el concejal de Facenda, Pío Millán y la edil de Personal, María Lucía Lede Fernández. Acercarse a Mariano Rajoy era difícil, pero la pequeña delegación mantuvo los contactos pertinentes con el presidente de la Diputación de Pontevedra, Rafael Louzán, primero y después con el de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo.

El PP en Moaña llevó a los nobles y a los villanos. Concejales y afiliados de esta localidad acudieron por igual a Sotomaior, encabezados por el alcalde José Fervenza, que distribuyó a los suyos de tal forma que los contactos fuesen los oportunos, pero discretos.

Los que allí fueron de O Morrazo vinieron convencidos de que Mariano Rajoy sacará adelante la reforma de la ley electoral con o sin ayuda de otros partidos distintos al suyo. Y el mensaje cala. Porque ahora resulta que no es un empeño del Partido Popular ni tan siquiera de Mariano Rajoy, sino que es lo que pide la mayoría de la población española. Ese es ahora el lema de esta campaña que empieza con la alevosía del verano y la nocturnidad de las vacaciones.

Sotomaior acabó con la imagen de gaita y pulpo que ofrecía aquel PP de la boina por otra más de cultura del trabajo. Otro mensaje que se trajeron los que hasta Sotomaior se acercaron. "Non fomos de festa, as festas acabáronse. Agora estamos a traballar". Mariano Rajoy lo dijo muy alto, pero también debió de dejar la consigna en los bolsillos de la camisa porque todos auguran un futuro mejor. "Díxonos que para o ano estariamos mellor". Flotaba en el ambiente de elecciones municipales. Nadie lo negó. De hecho, a muchos las palabras de Rajoy le sirvieron de aliento para acabar el mandato. O Morrazo no estaba en primera fila en la foto de familia que el PP se sacó en Sotomaior. Pero los populares de la comarca parece que hicieron bien los deberes, aunque no salieran en la foto.