Explotar el potencial turístico de Cangas, sí, pero lo prioritario debe ser invertir en el municipio todo el año y cuidar los servicios que se presta a los vecinos. Es la exigencia de la presidenta del colectivo de Viñó, Esperanza Veiga, que lamenta que el Concello negocie Cangas como destino de los cruceristas que llegan al puerto de Vigo mientras desatiende otras obligaciones con sus propios ciudadanos. El casco histórico, con sus calles "sucias, dando sensación de abandono"; el cruceiro de O Hío, donde "proliferan coches aparcados hasta en las escaleras, piedras rotas y zonas de zahorra con inmensos baches"; o el Facho de Donón, que "lleva años en estado de abandono, siempre prometiendo su mejora que nunca llega", son ejemplos de esa desidia municipal a lo largo del año, según reprocha Esperanza Veiga al alcalde, José Enrique Sotelo.

Con respecto a la "buena imagen" que el regidor quiere ofrecer a los turistas, la asociación de vecinos de Viñó contrapone "silvas, herbas e fentos gigantes" en las márgenes de los viales públicos "que merman el acceso, la visibilidad y la seguridad de los peatones", y esperan que los turistas, al pasar en autobús, no se percaten. Quienes sí lo sufren son los propios residentes, argumenta la denunciante, quien duda que los gobernantes le concedan la misma importancia. La falta de mantenimiento de los viales, más allá de la "caridad de los camiones de la Diputación para parchear", del alumbrado público o de las marquesinas, los problemas de desbroces o de tráfico saturado son algunas consecuencias del "plan de austeridad" que padece Viñó, cuya presidenta exige al alcalde que los solucione "de inmediato".