Cuando el actual episodio de marea roja empezó a cerrar las bateas de la ría de Pontevedra a finales del mes de marzo, comenzando por las de Bueu, los bateeiros ya auguraban que ese cierre se prolongaría en el mejor de los casos hasta el verano. Esos augurios empiezan a volverse todavía más pesimistas y algunos productores no descartan incluso que esta situación se pueda prolongar hasta finales de año, llegando a las puertas de la campaña navideña o incluso poniéndola en peligro. Sería prácticamente el golpe de gracia para los bateeiros de la ría de Pontevedra, que el año pasado ya estuvieron cerrados en esa fecha clave.

Las fuentes consultadas reconocen abiertamente que el actual episodio de toxina es de una intensidad inusitada y el dato más clarificador es que el 95% de los polígonos mejilloneros de la costa gallega están cerrados. El Instituto Tecnolóxico para o Control do Medio Mariño (Intecmar) decretaba ayer un nuevo cierre, esta vez en el polígono Vilagracía A, lo que significa que a día de hoy sólo continúan abiertos dos de los 50 polígonos que hay en todo el litoral: uno en A Pobra y otro en Cambados. La ría de Pontevedra es siempre la más afectada y este año hasta las cofradías están sintiendo de lleno los efectos de la marea roja en el marisqueo a flote ya que todas las zonas de trabajo se encuentran actualmente cerradas. Desde la cofradía de Bueu reconocen que este sector no ha podido trabajar con normalidad desde el mes de abril debido a la toxina y a la veda. Hace unos días abrían las zonas IV y V, situadas al fondo de la ría, pero pocas jornadas después volvían a estar cerradas nuevamente.

La situación ha encendido todas las luces de alarma en el sector mejillonero, que si en 2013 vivió un annus horribilis en 2014 la cosa puede ser todavía peor. El miércoles se celebrará una reunión en Vilagarcía convocada por la Asociación Gallega de Empresarios Depuradores de Moluscos (Agade) y a la que también se ha invitado a los cocederos de moluscos y a las distintas asociaciones de mejilloneros. El objetivo es analizar la situación y no se descarta la creación de una plataforma de afectados para poder buscar alternativas y soluciones para paliar un problema cuyas dimensiones están sobrepasando todas las previsiones. "Si los bateeiros no pueden sacar el producto de las bateas, el mejillón no llega a las depuradoras y de ahí no pasa a la industria, que se está quedando desabastecida", ilustran fuentes del sector.