La asociación de la séptima lista Robaleira de Bueu está más cerca de lograr el ansiado permiso para poder instalar un pantalán en la escollera del puerto buenense, una obra demandada desde hace años y que serviría para mejorar las condiciones de seguridad en la zona. El proyecto acaba de salvar probablemente el último escollo, que era el dictamen de la Capitanía Marítima de Vigo, que informó de manera favorable la actuación. Un informe favorable, pero con una serie de "consideraciones" a tener en cuenta por parte de Robaleira. Esas apreciaciones, que se refieren a algunos "inconvenientes" detectados en el emplazamiento, fueron expuestos a los responsables de Robaleira, que asumieron esas posibles consecuencias.

Esos inconvenientes a los que alude Capitanía Marítima se refieren al emplazamiento del pantalán, que considera que "no es la ubicación más adecuada". Esto es porque el tráfico de entrada y salida del puerto genera una serie de olas que imprimen un movimiento de "balance, vaivén y alteada" en los barcos amarrados en ese pantalán. Ese efecto debe ser contrarrestado con un conjunto de defensas y amarras, lo que no impide que las instalaciones puedan sufrir un deterioro que "pudiera ser importante". Esto podría evitarse si las embarcaciones respetasen la normativa, que restringe la velocidad en ese entorno a sólo tres nudos. "Pero también es cierto que son pocos los buques que cumplen dicha prescripción", admite Capitanía.

Ese balanceo y vaivén también puede suponer un "riesgo potencial" para los tripulantes de esas embarcaciones de la séptima lista ya que un "movimiento inesperado" puede provocar la caída de una persona. Capitanía y Robaleira mantuvieron una reunión en la que el departamento que depende del Ministerio de Fomento informó verbalmente de todos estos inconvenientes y que fueron asumidos por la asociación.

No fue la única apreciación manifestada en ese encuentro. Capitanía entendía que lo más conveniente era tramitar inicialmente una autorización administrativa para evaluar la idoneidad del emplazamiento escogido y después de ese periodo inicial, una vez "comprobada su eficiencia y la ausencia de problemas", proponer una concesión administrativa de larga duración. No obstante, ese planteamiento resulta inviable económicamente, tal como expusieron desde Robaleira.

La autorización de Capitanía obliga a dejar al menos un canal mínimo de 60 metros entre ese nuevo pantalán y la cabeza del muelle de la explanada de la lonja, un espacio en el que no puede haber tendidos elementos de fondeo; la estructura deberá estar preparado para soportar "las condiciones meteorológicas y oceonográficas más adversas que puedan darse en la zona"; modificar la posición de las boyas de fondeo de los buques de pasaje que cubren la ruta entre Bueu y Ons. El permiso también obligará a reducir el número inicial de amarres, que era de 54, porque será necesario suprimir el primer tramo del pantalán, que consta de cuatro plazas, para no entorpecer las maniobras de atraque y desatraque de los buques que acudan a repostar al surtidor de combustible que hay en la zona.

Este informe se incorpora al expediente administrativo que tramita Portos de Galicia, que a su vez dio traslado del mismo a Robaleira y que ahora dispone de diez días para alegar. La asociación está conforme con las apreciaciones efectuadas desde la Capitanía y no presentará alegaciones para que la autorización definitiva llegue cuanto antes y puedan comenzar las obras, que sufragan los propios socios.